No se nos puede olvidar que detrás de las redes sociales hay personas y que no siempre estas tienen buenas intenciones. En el caso de la red del momento, Instagram esto no es nada nuevo. Está de moda y es casi una obligación tener en ella, nuestras mejores fotos para que todo el mundo sepa ese día a día tan intenso que vivimos y, por supuesto, para que también no nos lleguen por cualquier cosa las temidas críticas.
Pero, ¿a que a ti también te ha pasado?, que por más que lo intentas y por todo tu cuidado que pones en cada publicación, siempre aparece un hater de la nada y te pone de vuelta y media sin ningún sentido. Da lo mismo si lo que has publicado es una imagen bonita, que parece que le da más rabia o un buen consejo, el que llega tiene ganas de pelea y terminas por bloquearlo para no ponerte malita de los nervios.
El acoso y bullying pueden llegar en forma de comentarios negativos, pero también desde mensajes directos. Es entonces cuando de primera solución dejamos de seguir, denunciamos o llegamos al bloqueo, pero eso no soluciona el problema. A veces hasta lo empeora. Por eso Instagram ha tomado una verdadera medida para que no nos afecten los comentarios mal intencionados del vecino.
Inspirándose en el famoso 'ojos que no ven, corazón que no siente', Instagram ha activado una nueva función para ir un paso por delante de las que antes había estado utilizando (bloquear, dejar de seguir o denunciar). Su estrategia en este caso se ha basado en restringir accesos para aquellas interacciones no deseadas. Y, ¿cómo lo hace? utilizando una especie de 'capa de invisibilidad' para que lo que te llega si es malo, ni te afecte y, es más, ni te des cuenta.
Cuando el usuario seleccione una cuenta para restringir, lo que se comente a partir de ahí ya no le llega ni a él ni a sus seguidores. Es como si afortunadamente se perdiera en el limbo y el autor no se enterara de esto. El mensaje o comentario solo será visible para quien lo envía, salvo que la cuenta que restringe permita por algún motivo, que sus seguidores terminen leyendo ese mensaje. Digamos que el que intente provocar, no obtendrá respuesta porque a partir de la restricción, el usuario receptor no sabrá nada más de lo que se esta escribiendo.
Con esta medida que se probó primero en julio y que desde el 2 de octubre se ha empezado a distribuir a todos los usuarios, se va a intentar terminar con el ciberacoso y por lo menos intentar que Instagram no sea un lugar tan perjudicial para nuestra salud mental. No todo tiene por qué ser perfecto, ni tampoco tenemos que tener miedo de dar al botón de publicar por el qué dirán. Ahora ya, los comentarios destructivos, podemos no verlos.