La participación de Ucrania en el festival de Eurovisión 2022 está dejando momentos para la historia. Si su mera asistencia al concurso ya es un hecho noticioso y relevante dada la difícil situación social, política y económica que vive el país tras la invasión de Rusia, nuevas informaciones demuestran lo difícil que está siendo el día a día para miles de ucranianos. Casi seis millones, obligados a convertirse otros refugiados. Otros, sumándose al Ejército para combatir al enemigo ruso.
La inédita situación ha tenido su reflejo también este martes durante la primera semifinal del mítico festival. La banda Kalush Orchestra ha logrado la clasificación para la final gracias a su actuación de "Stefania", revalidando además su condición de favorito para el triunfo este próximo sábado. A muchos kilómetros de Turín, el comentarista ucraniano Timur Miroshnychenko narraba la semifinal para su país. Pero no lo hacía en un estudio de la televisión pública o desde su casa, sino desde un refugio antibombas. Así lo confirman dos fotografías del presentador en el canal oficial de la televisión en Instagram, en una sala con las paredes desconchadas y con aparente humedad.
Timur Miroshnychenko es un rostro muy conocido por parte de los eurofans ya que fue uno de los tres presentadores del festival de Eurovisión 2017, que se celebró en Kiev tras el triunfo de la ahora refugiada Jamala con la canción "1944".
La actuación de la banda ucraniana Kalush Orchestra sobre el escenario de Eurovisión este martes no valía solo un (cantado) pase a la final ni buscaba colmar el ansia de show de los espectadores europeos, sino reivindicar su existencia y el orgullo de todo un pueblo que sigue resistiendo bajo el silbido de las balas y las explosiones.
Ucrania es, según las casas de apuestas, favorita para ganar Eurovisión 2022 con "Stefania", una canción en principio que servía para homenajear a la madre del vocalista de la banda y que ahora se ha transformado en un homenaje a todas las madres ucranianas. Mezclando elementos tradicionales con el hip-hop y el rap, la puesta en escena en esta semifinal estuvo trufada también de guiños hacia su país.
Los integrantes de la banda están vestidos con trajes históricos ucranianos reales de principios del siglo XX y otros con un corte más tradicional. En los fondos se ven los ojos de una madre, llenos de lágrimas por la pérdida de la primavera, y sus manos que protegen el universo amarillo y azul. No es casual que el final de la actuación quede bañada por esos mismos colores representativos de la bandera ucraniana. El público del Pala Alpitour de Turín ha acogido la propuesta ucraniana con una soberana ovación, un aplauso que iba más allá de lo musical y que empatizaba con la fuerza y lucha de un pueblo en guerra. Y, como no podía ser de otra manera, Ucrania ha sido uno de los diez países clasificados.