El colegio y el instituto son algunos de los peores escenarios para aquellos niños que tienen Trastornos del Espectro Autista (TEA), trastornos neurobiológicos que afectan a la capacidad de las personas para comunicarse e interactuar con los demás.
Aunque muchas veces se desconozca y creamos que todas las personas con autismo sufren en su día a día las mismas dificultades, esto no es así; ya que existen diferentes tipos de trastornos autistas, que influyen de forma distinta en la capacidad intelectual y habilidades sociales.
Por desgracia, todavía en 2020 las personas que nacen con algún TEA suelen ser los protagonistas de burlas e insultos, sobre todo cuando son pequeños y van al colegio. Esto es precisamente lo que le pasó al protagonista de esta historia, el británico Alfie Bowen.
Este joven fotógrafo ha aprovechado sus perfil de Instagram para contar a sus más de 12.000 seguidores cómo logró huir del acoso que sufría en el colegio por parte de sus compañeros gracias a una de sus "obsesiones".
Desde pequeño Alfie se sentía más cómodo con los animales que con los niños de su edad. Con ellos podía jugar sin que le pegaran o se burlaran de él. Es por esto que empezó a obsesionarse con ellos, más concretamente con los animales salvajes. Gracias a ellos conseguía evadirse del acoso que sufría en el colegio y este pasó a un segundo plano.
Alfie, cuando todavía era un niño e iba a la escuela, comenzó a investigar sobre animales salvajes, a ver documentales y leer enciclopedias para saberlo todo sobre ellos.
El joven fotógrafo cuenta en un artículo para el medio británico 'METRO' que su amor por los animales fue todavía más intenso en los años más duros, cuanto más bullying recibía en la escuela, más valoraba el amor que los animales le proporcionaban. "Las criaturas y bichos que conocí nunca se rieron, nunca me acosaron y siempre se alegraron de verme, exactamente lo opuesto a los humanos".
"Sufrí graves problemas mentales como resultado del acoso e intenté suicidarme varias veces", afirma Alfie que no fue feliz hasta que su madre lo cambió de colegio a uno privado para personas con necesidades educativas especiales. Fue en ese momento cuando su vida dio un giro de 180º para convertirse en la persona que es a día de hoy. Ahora por fin puede afirmar que ha encontrado su vocación en la vida: fotografiar animales salvajes.
Fue con 16 años cuando por primera vez cogió la cámara compacta Lumix de su madre y se puso a intentar fotografiar la vida salvaje. Y desde que le regalaron en 2015 una nueva cámara DSLR por Navidad no ha dejado de hacer fotos.
Es más, ahora es fotógrafo profesional y trabaja para el World Wide Fund for Nature (WWF), una organización dedicada a la conservación de la naturaleza y la fauna salvaje. Además, asegura que su TEA le ha ayudado a conseguir su sueño, ya que gracias a él tiene la capacidad de ver más allá de lo convencional y es capaz de visualizar imágenes diferentes que de otra manera no podría.