Cuando en marzo nos enteramos de que nos iban a cancelar las clases por el coronavirus la mayoría de nosotros nos alegramos. Pensamos que esto sería algo pasajero y que los centros educativos estarían cerrados apenas un par de semanas, como mucho un mes, pero nos equivocamos.
Las clases fueron online hasta el final de curso y este año la semipresencialidad se ha convertido en la norma dentro de la enseñanza universitaria en España. La mayoría de universidades han adoptado este modelo, mientras que en los colegios e institutos las clases se están llevando a cabo de manera presencial, con alguna medida para garantizar que se pueda mantener la distancia de seguridad.
En nuestro país, aunque estamos viviendo una segunda ola de contagios muy dura para muchas comunidades autónomas, las clases no se han suspendido todavía y los niños pueden ir a clase con relativa normalidad. Sin embargo, esto no sucede en otros países, como por ejemplo Italia.
En este caso en Turín (Italia) adolescentes como Anita Iacovelli, de 12 años, no pueden ir a la escuela. Es por eso que esta joven ha decidido rebelarse contra su gobierno, el que le prohibe ir a clase y para ello se sienta cada día delante de su colegio, desde donde da sus clases online. Con este gesto lo que pretende es luchar por su reapertura, convirtiéndose en Italia en un icono de la lucha estudiantil contra los cierres por la pandemia.
Anita no ha dejado de ir a la puerta de su colegio desde el 6 de noviembre, día en el que el gobierno italiano determinó que Piamonte era zona roja y, por tanto, los colegios debían cerrarse. Ella no va sola, es su madre la que la acompaña cada día en sus clases online.
Anita Iacovelli lleva siempre consigo un pequeño escritorio plegable y una silla rosa, los coloca frente a su escuela y desde allí recibe sus clases. Y, además de lo necesario para dar la clase online, no puede olvidar el cartel de cartón que resume su lucha y la de su amiga Lisa, quien le acompaña desde hace algunos días.
En ocasiones, también acuden, a pesar del frío que hace ya en esta época del año en Italia, algunos estudiantes de la Universidad Gioberti, que se encuentra cerca del colegio de Anita. Ellos también defienden de esta manera el acceso a la educación.
Su perseverancia e insistencia han hecho que esta petición llegue nada más y nada menos que a la mismísima ministra de educación italiana, Lucía Azzolina; quien personalmente la llamó por teléfono para felicitarla por su original iniciativa y asegurarle que las escuelas reabrirán en cuanto la situación sanitaria lo permita.
Anita aprovechó una entrevista que dio a la AFP-TV para enumerar todos los aspectos en los que la educación online fallaba: "Me hace falta todo lo relacionado con la escuela: las lecciones presenciales, mirar los ojos de los profesores y no a través de una pantalla, estar en compañía de mis compañeros, despertarme por la mañana y prepararme para ir a la escuela en lugar de quedarme en casa en pijama frente a una computadora".
Ahora, espera poder acelerar el proceso de vuelta a las escuelas en Italia gracias a su lucha. Es más, no es ella la única que está haciendo presión para que esto ocurra, ya que su ejemplo se ha extendido por todo el país y múltiples grupos de estudiantes han seguido sus pasos y se han colocado fuera de sus centros educativos para seguir sus clases online desde allí a la espera de que sus escuelas vuelvan a abrir.