En mayo de 2023, el dueño de Bobi organizó para él una fiesta de cumpleaños a la altura de las circunstancias. Con una tarta, un photocall y, sobre todo, con la presencia de muchos amigos caninos, el animal cumplía 31 años, después de haber entrado en el Libro Guinness de los Récords como el perro vivo más viejo de toda la historia. Nadie sabe cómo ni por qué este perro, que no era de una raza extremadamente longeva, consiguió vivir tantos años, pero su biografía es todo un ejemplo de supervivencia.
Bobi fue uno de los tres cachorros mastines que nacieron en el seno de una familia leñera de Conqueños, Leiria (Portugal). Como sus amos ya tenían muchos animales, decidieron sacrificar a los tres perritos de raza pura, pero muy hábilmente, Bobi consiguió escapar de su propia ejecución, tal y como contó su actual dueño, Leonel Costa, con quien el can llevó una vida plenamente feliz que saltaba a la vista.
El pasado 21 de octubre, muchos años después de los que marcaba su esperanza de vida habitual (un máximo de 14 años), Bobi moría rodeado de sus seres queridos: “Bobi falleció en la madrugada del día 20, en el hospital veterinario, donde estaba internado por algunos días. Él sabía que era un perro muy, muy querido", dijo la familia Costa, desconsolada por una pérdida que, aunque comprensible, les ha resultado muy dolorosa.
Los Costa pudieron disfrutar de él durante tres décadas sin excesivas complicaciones médicas. Sólo tuvieron un susto en 2018 que llevó a Bobi al hospital por un puntual problema respiratorio. Nada más. Todo el amor, la libertad y la comida casera que recibió, hicieron de este animal un perro tan fuerte que desafió las leyes de su propia naturaleza.