Rosa Peral lleva seis años en la cárcel, tras ser condenada, junto a su amante, Albert López, a 25 años de cárcel por el asesinato con alevosía de su novio, Pedro Rodríguez. Ahora, su caso, conocido como El crimen de la Guardia Urbana, se ha llevado a la ficción y Úrsula Corberó ha sido la actriz encargada de meterse en su, cuanto menos, complicada cabecita. La catalana lo borda en la interpretación de un crimen que conmocionó a España, no solo por lo cruento, sino por el enrevesado relato que los condenados hicieron de los hechos, de los que nunca sabremos la verdadera verdad.
Durante la promoción de la serie, que indaga en todo lo ocurrido alrededor del asesinato, la siempre querida actriz que conquistó al mundo con su papel de Tokio, admitió que, cuando le llegó el guion, "dudó mucho" en si aceptar el papel o no. Primero, porque estaba basado en un true crime reciente, del que no se tiene el conocimiento que da el paso del tiempo. Y, segundo, por lo difícil de entender a alguien con el perfil psicológico de la protagonista en cuestión.
"No definiría a mi personaje como una persona normal - así la definió su exmarido, Rubén - . Es una persona con muchas inseguridades, dualidades y mucha ambición. Una mujer con carencias que la llevan a actuar de una manera muy egoísta. Me lo pensé mucho", dijo la actriz de un personaje tan tóxico como el de Rosa María y ella, molesta con la propia Úrsula y con el "morbo" de la serie, ha contestado desde la cárcel en un programa de televisión:
"La protagonista de la serie decía que era un papel que le había costado hacer porque era un papel muy tóxico. Dime en qué momento se me ha juzgado por tóxica o no tóxica. No hay una sentencia en la que se me condene por tóxica o no tóxica. Yo ya he tenido un juicio, yo ya tengo una condena. De nuevo, sufro otra vez otro juicio mediático y lo que están buscando es el morbo, sacando lo que dicen que es mi supuesta vida".