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Una bayeta, un robot de cocina o un consolador: hasta cuándo los regalos machistas de las instituciones

José Sánchez, alcalde de la localidad granadina de Albondón, ha pedido disculpas por el polémico regalo que hizo a los mayores del pueblo como parte de la celebración de las fiestas patronales. No sabemos a qué genio del marketing se le ocurrió entregar, a la antigua usanza, una botella de licor para los hombres y una bayeta o trapo de cocina a las mujeres, en pleno siglo XXI y con la que está cayendo en España contra las muestras de machismo.

La imagen de los dos regalos ha corrido por las redes sociales y, una vez más, la creciente conciencia del feminismo y la igualdad en nuestro país, ha puesto en vergüenza actitudes misóginas como ésta y más cuando proceden de un ayuntamiento. Regalar una bayeta para fregar, estigmatizando a la mujer en su relación con las tareas de la casa y la cocina; al igual que una botella de alcohol, evocando a la ya superada figura del hombre que se va al bar, suena más a la España medieval que la sociedad moderna y actual.

Ni bayetas para ellas, ni alcohol para ellos

"El consistorio ofrece todos los años un regalo a nuestros mayores y, esta vez, la elección no ha sido acertada", han dicho fuentes oficiales del ayuntamiento de Albondón. Sin embargo, aunque la disculpa queda registrada, no es la primera ni - por lo visto - será la última vez que las instituciones hagan regalos notablemente machistas a sus ciudadanas.

El pueblo gallego de Raxó ya se echó encima de sus gobernantes cuando estos quisieron sortear un Satisfayer entre sus habitantes para financiar, también, sus fiestas patronales. Creyeron que sería una rifa "divertida", sin tener en cuenta ni la falta de intimidad ni la cosificación de la mujeres, pues el regalo iba dirigido directamente a su clítoris.

Igualmente, caras conocidas de la política como la secretaria Ángela Rodríguez PAM, denunciaron el regalo que se hizo en la Carrera de la Mujer de la Comunidad de Madrid el pasado mes de mayo. El 'premio' de la ganadora era un carísimo robot de cocina para "hacer la comida mejor y más rápido", relegando, de nuevo, a la mujer a las tareas del hogar en solitario.