Hace una semana, se hizo pública la noticia de la separación de Britney Spears y su último marido, el entrenador personal, Sam Ashgari. La pareja llevaba seis años de relación y tan solo 14 meses de casados. El año pasado, en junio de 2022, celebraron una intimísima boda en la que se juraron amor eterno pero, poco después de su primer aniversario y entre rumores de una posible infidelidad, el matrimonio se ha terminado de forma fulminante.
Se sabe que esta pareja pasó por un duro bache en la pasada primavera, cuando la cantante sufrió el aborto del hijo que esperaban. Esta pérdida sumió a Britney en una profunda tristeza y, tanto en este duro momento como en todo el proceso de liberarse de la tutela de su padre, Sam ha sido siempre su mayor apoyo. Ella dijo en redes que a nadie "le interesa" lo que ha pasado entre ambos, por lo que no han trascendido los motivos de la ruptura.
Lo que sí confeso es que, después de una relación larga, no podía "soportar más el dolor". Y apenas dos semanas después de su divorcio, ya liberada del mismo, la cantante, como ya hizo Shakira, ha dado una fiesta privada en su casa que está dando mucho que hablar. La reina del pop tuvo una noche muy ajetreada: tras una bronca más con los paparazzis, se puso su "vestido verde" y llamó a sus "chicos favoritos":
"¿Qué hace una perra como yo? ¡Invité a mis chicos favoritos y jugué toda la noche!", dice en una de sus últimas publicaciones de Instagram, junto a un vídeo en el que se ve cómo uno de sus fornidos acompañantes le lame la pierna de arriba a abajo. La cantante también aparece cogida en volandas por sus cuatro amigos, riendo y pasándoselo en grande en su nueva etapa de soltería.