Un hombre ha sido puesto tras las rejas tras haber molestado a sus vecinos poniendo música electrónica todos los días y a todo volumen durante cinco años. El hombre fue condenado a un año y tres meses de prisión, una indemnización de 18 mil euros por ruido excesivo, una multa de 2160 euros y tiene prohibido ejercer algún oficio relacionado a la música electrónica.
Ha sido el tribunal de Mataró en Barcelona, el que ha llegado a la resolución ya que el hombre lleva poniendo música electrónica desde el 2012 hasta el 2017, durante toda la noche y todo el día sin parar. Pese a que sus acciones han llegado a ser denunciadas por los vecinos e incluso la policía local, en todo este tiempo nunca cesó de poner música y nunca bajó el volumen.
Según los vecinos, los altos volúmenes estaban afectado el estado mental y físico ya que no les permitía el descanso. En el juicio, uno de los agentes que se presentó, aseguró que desde afuera de la casa se escuchaban las vibraciones que la música producía, mientras que una de las hermanas de las víctimas aseguró que no soportaba más el "boom" ya que "le hacía vibrar los huesos".
Pese a que el condenado, negó rotundamente haber reproducido música "que pueda haber molestado a otros", dentro de los efectos que ha producido el joven en sus vecinos son insomnio, ansiedad e incluso empeoramiento de un cuadro de Alzheimer de uno de los vecinos. "La persistencia de su actitud sugiere que el acusado era consciente de que su conducta podía afectar a la estabilidad mental de cualquier vecino porque incluso con unas mínimas habilidades sociales, uno no puede dejar de ser consciente de ello", dictaminó el juez.
En el país los decibelios permitidos para poner en un hogar son de 35. Lejos de este número, la música electrónica del joven superaban los 57 decibelios, las 24 horas del día al punto de hacer vibrar las casas colindantes, algo que se volvió insoportable e insostenible para las personas de su alrededor.