Hegel decía que todos los acontecimientos importantes de la historia aparecían dos veces. Y, a esta misma hora, el mundo entero sigue en shock por la explosión del submarino tripulado que se perdió en las profundidades del Atlántico cuando se acercaba a los restos del Titanic. Una arriesgada expedición que contrataron los cinco multimillonarios que, oficialmente, han sido dados por muertos y, por ello, perecerán junto a los 1.500 fallecidos del famoso naufragio.
La desgracia vuelve a concentrarse en las gélidas aguas del océano que, la noche del 14 de abril de 1912, vieron cómo el bautizado como el barco insumergible se partía en dos tras un choque fatídico contra un iceberg. Mismo escenario, misma tragedia, pero 111 años después. Y, para colmo de la coincidencia, resulta que la mujer del Ceo de la empresa que gestiona estas inmersiones, Stockton Rush, es un familiar de dos personas que murieron en el hundimiento.
Todos el mundo les reconocerá rápidamente al saber que fueron los dos abuelos a los que James Cameron retrató en la película abrazándose en la cama y a la espera de la muerte. Y ha sido este visionario director de cine, que ha realizó numerosas inmersiones al Titanic para documentarse antes del rodaje, el que ha señalado lo mucho que arriesgó el capitán del Titán en esta peligrosa expedición. De nuevo, como ocurrió con el trasatlántico, el primero de mando olvidó lo profundo, magnífico y temeroso que puede llegar a ser el océano.
Por eso, un vídeo explicando la tremenda distancia que hay desde la superficie hasta el punto conocido más alejado de la luz solar, la Fosa de las Marianas, se ha hecho viral en las redes sociales. Para que nos hagamos una idea, el Titanic yace a una distancia superior a la altura del Gran Cañón y la fosa más oscura y lejana estaría todavía más allá de la altura total del monte Everest si lo pusiéramos boca abajo. Por eso, hay que tratar cualquier expedición en el mar con especial respeto.