El sábado pasado, 10 de junio, fue un día complicado para Valeria González. Desde que murió su madre, la luchadora Hilda Siverio, todos los días son duros pero, en los duelos, las fechas marcadas hacen que todo duela un poquito más, si cabe. Valeria recordaba que hace cuatro meses, y después de una larga batalla de ocho años, su madre moría en un hospital de Tenerife, a causa del cáncer de mama más agresivo que existe: el triple negativo metastásico.
La joven, mayor de tres hermanos, está siendo todo un ejemplo de inteligencia emocional, tanto con respecto a la muerte como a la enfermedad de su madre. Fue ella misma, en vida, la que enseñó a su hija a lidiar con el dolor, a dejar que se extienda, a mirarlo de frente y aceptar y afrontar las adversidades con la mayor de las bondades. Al mismo tiempo, Hilda le mostró lo bonita y efímera que es la vida y, por eso, Valeria le ha dedicado este texto:
"He intentado luchar una y mil veces contra el implacable paso del tiempo, pero me resulta desconcertante cómo en cuestión de segundos puedo sentirme completamente vacía, y en cuestión de horas, sorprendentemente feliz. No puedo permitirme desperdiciar el tiempo, ya que la vida no nos brinda segundas oportunidades", ha dicho, tratando de explicar la montaña rusa emocional por la que está pasando.
"En esta danza entre la vida y el tiempo, descubrimos que cada segundo cuenta. Cada experiencia, cada encuentro, cada alegría y cada tristeza contribuyen a vivir. No podemos darnos el lujo de perder el tiempo .Debemos aprender a valorar lo que tenemos, a abrazar cada momento y a crear recuerdos porque luego serán eso, recuerdos.Te quiero, 4 sin ti", han sido las bonitas y aleccionadoras palabras de Valeria en una triste fecha, en la que lanzó al cielo un globo verde con las palabras "Te quiero" para que llegue hasta su mamá, donde quiera que esté.