El pasado 1 de enero, el silencio de Hilda Siverio, siempre tan activa y positiva en las redes sociales, empezó a preocupar a sus fieles seguidores. La tinerfeña ya había dicho que estaría en su casa, rodeada de su familia, hasta que el cáncer de mama triple negativo metastásico que sufre (es un cáncer muy agresivo que termina siendo muy diferente a los tumores iniciales) le causara tanto dolor, que tuviera que ser ingresada en el hospital. Y ahí es, precisamente, donde está.
En el momento de su ingreso, los médicos apenas le dieron unos días de vida y, por eso, su hija Valeria hizo un triste anuncio y confesó que la familia ya se estaba "despidiendo de su madre". Sin embargo, es tal la fuera y vitalidad de Hilda que ahí sigue, en su "milagrito" diario, como ella lo llama, luchando cada día por su vida. Y, con ella, se encuentra siempre Valeria, su hija mayor, amiga, enfermera y cuidadora, todo al mismo tiempo.
Las dos han estado juntas durante todo el mes de enero en la clínica y Valeria que confesó que "tiene miedo" cada vez que sube al hospital, por si es "la última vez" que puede ver a su mamá. Pero, como bien le ha enseñado Hilda, la vida es un "regalo" y, por eso, quiere aprovechar todos los momentos que les queden. Uno de los más bonitos que hemos visto es el de estos tiernos besos que Valeria le da a su madre en la cabecita, mientras intenta adivinar cómo funciona el mando que maneja el respaldo de la cama del hospital.
Las redes se han llenado de bonitos comentarios como "Qué buena hija eres Valeria" o "Qué dos mujeres tan guerreras" porque no hay que olvidar que, en mayor o menor medida, las dos están viviendo juntas la dura enfermedad que Hilda padece desde hace ya ocho largos años.