Al principio eran solamente dos. Sus figuras verdes y rayadas hacían un gran contraste con el señorial y elegante Palacio de Cibeles en pleno corazón de Madrid. Poco a poco la gente intimidada por la osadía de estos dos "dinosaurios" que bailaban y "perreaban" hasta el piso, se fueron acercando confundidos por la presencia de estos para reírse o sacarse selfies con ellos.
Pese a que a muchos les resultaba llamativo, otros transeúntes que se chocaban con esta icónica imagen señalaban a los T-rex recordando aquél icónico vídeo que circuló en redes en los últimos días sobre el ejército de dinosaurios cruzando la calle José Abascal torpemente y tropezándose sobre ellos, que despertó miles de risas entre los internautas y los testigos.
Mientras niños, adultos, jóvenes e incluso cámaras de televisión, corrían a su alrededor buscando capturar esta bizarra escena digna de Hollywood, comenzaron a ebullir murmullos por parte del dúo dinámico. "Ya vienen, ya viene mamá", era lo único que esta pareja de dinosaurios avisaba como si algo estuviese por ocurrir. Fue allí cuando un enorme bus rojo y con el cielo abierto captó la atención de todos.
A medida que se iba haciendo más grande, las enormes cabezas dientudas que aleteaban sus manitas verdes y rayadas iban dejando a los conductores en sus coches, boquiabiertos y con una sonrisa de oreja a oreja por tratarse de una imagen nunca antes vista por las calles de la capital española: un ejército de tiranosaurios Rex arriba de un bus bailando y saludando, digna de una cabalgata de Reyes.
En medio de la espera me entregaron una misteriosa tarjeta negra con el número 13, que me indicaron que servía "para subir al bus". "¿Qué bus?" Me pregunté. En pocos segundos la enorme máquina aparcó frente a mis ojos y sin darme cuenta me encontré sentada en el segundo piso de este, rodeada de estos dinosaurios que cantaban, bailaban, gruñían y gritaban a la gente que los miraba mientras paseábamos con vistas al Parque del Retiro. Pese a ser una típica tarde de invierno me hubiese quedado un rato más y muy a gusto dentro del bus ya que las carcajadas sobraban, pero mis amigos T-rex y yo, ya habíamos llegado a destino.
"¿A donde vamos?" preguntaba, ya resignada a recibir respuesta y entregada a la situación. Seguí a mis amigos de patas cortas, como si fuese una más de ellos. Mientras desfilábamos por Ibiza, me camuflé entre la fila al mismo tiempo que ola de paparazis ocasionales se aseguraban de tener este gracioso recuerdo. Finalmente algo frenó a la formación. A muchos los perdí de vista ya que se iban sumergiendo en un enorme restaurante en donde yo también finalmente fue cordialmente invitada a entrar. Allí todo cobró sentido.
Contra todo pronóstico, días atrás Goiko, la marca de hamburguesas, nunca creyó que lanzar 25 dinosaurios a caminar por Madrid tendría tanta repercusión y ganaría más de 30 mil "me gusta" en las redes. A raíz del éxito y de lo llamativa que fue su acción, la firma quiso dar un paso más y anunciar el lanzamiento de sus hamburguesas a través de una estrategia que no pasó desapercibida.