Después de once años seguidos publicando contenido en las redes sociales hasta quedarse sin aliento, Dulceida, o mejor dicho, Aída Domenech, dijo basta. Tuvo que alejarse de la exposición a la que se había sometido porque su cabeza, su cuerpo y su corazón ya no podían más. Tenía que tomar aire. Tenía que pensar. Y lo más importante, tenía que pedir ayuda.
Y así lo hizo. Aída empezó una terapia psicológica y, en su vuelta al mundo social, ha publicado un documental en el que muestra la cara B de las influencers, algo de lo que, justamente, también ha hablado Lola Lolita y ha sido muy criticada por ello en Twitter.
Su autoexigencia y la responsabilidad de que “mucha gente dependía de su trabajo” cuando ella estaba “con el corazón roto” por la separación de Alba, llevaron a Dulceida hasta el límite. Pero, ahora, después de la catarsis que ha supuesto para ella la grabación de este documental, vuelve a estar preparada para abrirse a sus seguidores.
Por eso, ha hecho una ronda abierta con ellos donde los fans han aprovechado para preguntarle por todo lo que pasó detrás de las cámaras durante la producción de su serie. Así, ha destacado lo que, para ella, fue lo más complicado de todo el proceso: la grabación de las sesiones con su psicóloga: “Fue lo más difícil. La sesión más dura es la que sale en el segundo capítulo, sobre mi abuela. Al principio llegaba nerviosa, pero luego acababa sintiendo que estábamos las dos solas”.
Aída también ha contado que, cuando empezaron a grabar, le "agobiaban las cámaras", pero poco a poco, se fue acostumbrando. "Al principio me agobiaba tener las cámaras todo el día presentes, porque eran de 6 a 9 personas grabando y claro, era raro. Pero luego genial y, ahora, ¡hasta les echo de menos! Acabó siendo como estar rodeada de amigos".
La más sincera Aída también ha confesado que le costó "verse mal" en la gran pantalla pero, ahora que está más tranquila, también ha sacado el lado positivo al verse durante 24/7 y darse cuenta de cosas que solo se pueden apreciar desde fuera.