El mundo entero – no solo del arte – condenó la acción de las activistas británicas que tiraron dos latas de tomate a uno de los famosos ‘Girasoles’ de Van Gogh expuesto en la National Gallery del centro de Londres.
Con su tomatina particular pretendían iniciar una campaña ecológica contra el uso y desgaste del petróleo y apostar por las energías renovables; sin embargo, la estrategia les salió rana, porque el hecho de haber estropeado una joya pictórica como ‘Los Girasoles’ ha trascendido mucho más que su mensaje.
Fue Phoebe, que ahora reconoce su error, la que dio este discurso frente al cuadro manchado: “¿Qué es más importante, el arte o la vida? ¿Es más importante que la comida? Están más preocupados por la protección de un cuadro que por la del planeta o la gente”. Su intención era concienciar sobre “millones de familias que están pasando hambre y frío” pero, ahora, admite que podrían haber hecho su reivindicación de otra manera.
Aunque este pseudo arrepentimiento sea algo positivo, la activista le ha quitado importancia a su acción: “Quiero dejar algo perfectamente claro y es que no dañamos la pintura de ninguna manera. Nos han dicho que hubo daños mínimos en el marco del cuadro y que es reparable o reemplazable y ka mancha salió con un papel de cocina”.
Tras dar estas explicaciones, lo que Phoebe ha querido transmitir al mundo es que "no se debería estar hablando del cuadro", sino del futuro de la vida humana pues, como dijo David King, "lo que hagamos en los próximos tres o cuatro años será determinante para la humanidad".