Un año más, ‘La isla de las Tentaciones’ tiene a media España pendiente de lo que pasa en esas dos locas villas de República Dominicana. Las cinco parejas elegidas por el programa para poner a prueba su relación sentimental ya están sufriendo los estragos de haberse puesto frente a frente con la tentación.
Cada edición, la tensión del programa va subiendo como la espuma, un aumento de temperatura que se refleja perfectamente en las ya míticas caras de Sandra Barneda que, a pesar de su veteranía, no sale de su asombro en la puesta en escena estrella del programa: las hogueras.
Además, esta quinta entrega viene cargadísima de novedades, como la multiplicación de las alarmas de la tentación -ahora ya no hay una, sino cinco, una por cada miembro de la pareja que vive en cada villa – y, por primera vez, una nueva pareja entra en el reality con la condición de que otra se vaya para siempre.
A la actriz Anna Castillo le pasa lo que a la mayoría de la audiencia de este programa: que, después de un duro día de trabajo, lleno de preocupaciones y de agobios mentales, se olvidan de todo por un rato, se relajan viendo la tele en su sofá y, si es con una buena cena, mejor que mejor. Así lo explicaba ella misma en una entrevista en la radio:
“Yo veo hasta ‘La isla de las tentaciones’. Recuerdo cuando estábamos grabando ‘Girasoles silvestres’, que me pasaba el día llorando, con dolor de cuerpo y todo. Luego llego a casa, pongo ‘La isla’, me pido una pizza y soy feliz".