El amor de una madre y un hijo no conoce fronteras. Una mujer de Arizona (Estados Unidos) perdió su cabello de forma permanente hace cuatro años después de someterse a radiación para tratar un tumor cerebral benigno. Su hijo, que lucía una preciosa cabellera llena de mechones rubios rojizos, decidió entonces darle el mejor regalo posible a su madre: una peluca hecha con su propio pelo.
Matt Shaha, de 27 años, se dejó crecer el pelo 12 pulgadas (unos treinta centímetros) antes de cortarlo y pagar a una empresa para que hicieran con él una peluca. Un regalo que su madre nunca habría imaginado.
Melanie había estado luchando contra el tumor en su glándula pituitaria desde 2003. Después de su primer diagnóstico, se sometió a una neurocirugía. Tres años después, el tumor volvió y tuvo que someterse a una segunda operación. Pero en 2017, cuando el tumor regresó por tercera vez, Melanie decidió someterse a una radiación para evitar que el tumor creciera y, finalmente, reducirlo.
Una de las primeras consecuencias de esta decisión fue la pérdida de cabello, que además ya no volvería a crecer. Cuando Matt supo de la situación de su madre, decidió dejarse el pelo largo para hacerle la peluca. Sin embargo, al principio se lo impidieron porque esta decisión estética violaba los estándares de vestimenta y aseo personal de la Universidad en la que daba clases.
Pero en marzo de 2020, mientras recibía online su último año de carrera debido a la pandemia del coronavirus, finalmente pudo empezar a hacerlo. Dos años después, en marzo de 2022, llegó el momento de acudir al peluquero y Melanie se echó a llorar. “La amabilidad, la compasión y el sacrificio de Matt han sido realmente espectaculares”, dijo. “Él ha demostrado mucho amor y preocupación”.
Después, el joven envió el cabello a Compassionate Creations, una pequeña empresa en Newport Beach, California, que se especializa en fabricar pelucas personalizadas para cualquier persona que experimente pérdida de cabello. “Hay muchos lugares donde puedes cortarte el cabello y donarlo, pero hay muy pocas compañías que aceptan tu propio pelo donado para hacerte una peluca”, relata Melanie.
A mediados de junio, finalmente llegó la peluca ya terminada y, por primera vez en cuatro años, Melanie ya luce los rubios mechones de su hijo. “Significó mucho ver que ese proyecto se hizo realidad y ver lo guapa que estaba mi madre", señala el hijo.