Toda ruptura amorosa lleva aparejada un duelo y un ritual de sanación más o menos complicado (o imposible): depresión, melancolía por el tiempo vivido, miles de sentadillas y fitness para olvidar al ser amado, ingesta de litros de helado de chocolate, sobredosis de azúcar, visita a urgencias, whatsapps con nocturnidad y alevosía diciéndole al otro cuánto lo echamos de menos, pañuelos llenos de mocos, maratones de Netflix con películas de cachorros de huskis siberianos y hasta, probablemente, un exorcismo a través del arte que llegará cuando empecemos a comprender que todo ha terminado.
El mundo de la música no es para nada ajeno a los braceos de los corazones rotos y cuenta con miles de canciones que han sido escritas en mitad de un accidente de tren en el corazón, una despedida, un “recoge tus cosas” (si no lo haces tú, que lo haga una empresa). Otras, como las de Billie Eilish son perfectas para declararte a tu crush. Hoy te hablamos de algunas de las canciones inspiradas después de una ruptura. Porque cuando Laura se ha marchado para no volver unx tiene ganas, por supuesto, de garabatear unas rimas en un folio. Así sucede. Así será.
¿Quién no ha querido meter la cabeza del ser amado en el wáter y tirar de la cadena cuando ya del amor no queda ni el chupito del peor tequila?
“Y quiero que sepas que espero que acabes / Colgando de un pino / Cuando veas lo imbécil que has sido / Cuando veas que lo has hecho fatal”.
Este tema nos habla de las guerras cruentas que vienen después de romper mal, con desgana y gritos. Porque ritualizar al otro a través del odio, querer querer escupirle en la cara, puede ser también una forma de exorcizarlo, y la ira homicida, una de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida para superar el trance.
“He tenido suficiente”, “No necesito tu amor”, “Ya no volverás a mi vida, rata almizclera”… Esta última frase no la dice Dua Lipa en su temazo inspirado en una de sus grandes rupturas, pero podría. La letra recorre los tropos clásicos del despecho por hartazgo tras haber echado muchísimo de menos hacer la cucharita con la persona con la que pensabas comprar un piso con hipoteca a tipo fijo.
“So I cut you off / I don't need your love / 'Cause I already cried enough /I've been done /I've been moving on, since we said goodbye / cut you off”.
Otro tema tristemente inspirado en hechos reales y que expresa otra de las modalidades de ruptura más dolorosas: saber que esa persona, según acabe contigo, volverá con su ex.
El desamor es oscuro, y a veces no tiene fondo. Winehouse lo sabía cuando escribió estas líneas:
“We only said goodbye with words / I died a hundred times / You go back to her / And I go back to / I go back to us”
Desde que lanzara su primer disco, Taylor Swift siempre ha sabido qué hilos tocar en la sentimentalidad pop contemporánea para. Buena prueba de ello es que muchos de sus temas orbitan y reflexionan sobre los grandes trances del corazón, entre otros, romper y volver, romper y volver; el bucle de duelo infinito, ese nunca terminar de amar y olvidar porque siempre estamos regresando al centro del laberinto.
“Ooh, ooh, ooh / We called it off again last night / But ooh, ooh, ooh / This time, I'm telling you. /I'm telling you”
Derramar lágrimas por el otro como si navegáramos el Atlántico tiene su eco en el arte de esta canción, a manos de uno de los chicos bonitos de la industria musical estadounidense.
Se rumorea que el tema fue escrito después de que el cantante se dijera de todo menos bonito con Britney Spears, en 1999. Viene a decirnos algo como “Nunca supiste de verdad quién era yo, pide un Glovo con otro y déjame en paz para siempre”.
“You told me you love me / Why did you leave me all alone? “Now you tell me you need me / When you call me on the pone / Girl, I refuse / You must have me confused / with some other guy /The bridges were burned / Now it's your turn, to cry
Una canción perfecta para la densa melancolía nocturna. Te pones el pijama, te echas tus potingues y tus cremas (recuerda, el skincare es importante, incluso cuando tu corazón es un erial radiactivo), te metes em la cama y… ¡Bum! Cierras los ojos y ahí se te aparece como el fantasma del padre de Hamlet esa persona a la que echas tanto de menos, hasta casi morir.
“Para que siempre me tengas presente / Voy a rezar cada noche muy fuerte / Siempre que cierro los ojos me entra / Mucho miedo de no volver a verte”.