Desde que Shigetaka Kurita creara en 1995 la primera representación digital de un símbolo en forma de corazón y lo cediera para su uso, el emoji se ha convertido en una de las formas de comunicación digital más interesantes y creativas de nuestro presente. Tú, yo y probablemente hasta tu abuela nonagenaria los ha utilizado alguna vez (rogamos, eso sí, para que no hayas tenido que explicarle que la berenjena a veces no significa solo una hortaliza corriente y moliente)
En lo que concierne al apareamiento de seres humanos, la coyunda y el ligoteo, un emoji también tiene muy diversos usos, y puede ser una herramienta poderosísima de seducción o una manera de cavar tu propia tumba (sí, hay emojis que no deberías utilizar nunca cuando estés ligando)
Hoy te damos algunas ideas para que tus emojis digan mucho más de lo que aparentan mientras intentas conquistar a tu crush con construcciones gramaticales impecables.
Bueno para abrir una conversación, con ese punto amable y nada invasivo. Desde luego, muchísimo mejor que el “hey”, de Tinder, más frío que un témpano y falsamente despreocupado. Todos sabemos lo que significa. Quieres conocer a esa persona, sin hacerte pesad_, básicamente, como si llamaras al timbre para venderle una enciclopedia o para decirle: “Tiene unos minutos para que le hable de nuestro señor Jesucristo?”.
Una manera visual de salir de la zona de confort y hacer una invitación a un plan interesante. De hecho, la otra persona puede preguntarte por qué lo has utilizado, y de esa manera, iniciar un juego: “¿Tú qué crees?”
Un clásico emoji para que el sexting dé comienzo. ¿Estás preparad_ para que tu crush te responda “Llámame amo/a, esclavo; ahora vas a arar este campo”?
Una tirada de fichas sin excusas. Un emoji que dice al mismo tiempo “Me derrito”, “Qué interesante tu uso del participio activo”, “Vamos a exterminar a la raza humana”, “Me encanta tu opinión sobre el reciclaje de basuras”.
La temperatura sube un poco con este emoji. En Instagram es muy utilizado como una manera de mandar señales sin mencionar directamente que te gustaría tener gatitos con esa persona.
Insinuante, sutil, ambiguo, en suma: útil para dar a entender todo tipo de deseos sin formularlos en voz alta; desde “Estoy pensando en ti, esta noche, vestido con un traje de langosta, agitando tus tenacitas” a “¿Sabes que no llevo nada debajo?”.
Acuérdate ahora del poder de la denotación y la connotación, justo lo que te interesa de este emoji. Básicamente porque si lo añades a una frase corriente y moliente “¿Quedamos para jugar al ajedrez esta tarde?” puedes aportarle un doble significado; y lo que permanece oculto en el lenguaje para que la otra persona lo descubra siempre es mucho más interesante que ir directamente al grano.
De acuerdo. No es que hayas sido muy sutil con esta última combinación. Te recomendamos que derribes la puerta, te arranques la ropa y saltes sobre la cama con un aullido gutural, ya que estás. No estás dejando margen para ningún tipo de sutileza.
Pese a que parecía una buena idea, es un emoji equívoco, con al menos tres capas de almíbar encima. Solo en determinados contextos puede funcionar. Spoiler Alert: recuerda que el cursímetro alcanza picos bochornosos con un uso indiscriminado de esta combinación (guiño, corazón y sonrisa), y es probable que pierdas un poco de atractivo si lo usas. Podrías pasar del “Vamos a mi casa” a “Te he puesto una orden de alejamiento”.
¿Hace falta que te expliquemos las metáforas implicadas en este error que ha cometido tu dedo cuando tratabas de usar el erotismo y la creatividad al mismo tiempo? Mejor córtate la mano y abandona el uso de las frutas, persona grosera y sin inventiva.