Quizá seas una de esas personas que reniegan de su propio contenido (“Jamás volveré a hacerle una foto al trasero de mi gato, por muy bien que quede con el filtro Valencia”); o tu ansiedad de nómada digital te pida mantener la línea de flotación de tu privacidad fortificada hasta su grado más alto.
El camino para ser eremita digital no es nada fácil, y en Instagran menos. La aplicación trata de sorber el jugo de nuestro ego, deja las mondas, y, más tarde o más temprano, acabamos convertidos en auténticos yonkis de las fotos de aguacate.
La mayoría de los trucos para aumentar la privacidad que la aplicación pone a disposición de sus usuarios no están tan a la vista como nos gustaría, y hay que buscar esos DIY que campan por la red para empezar a orientarse en los ‘capados’ básicos: vivir sin notificaciones constantes, likes o chequeos continuos de quién mira nuestras stories.
Si lo que quieres es evitar que compartan tu contenido y publicaciones en stories ajenas, este es tu tutorial. Se acabó eso de darle contenido gratis a otra gente.
Por defecto, Instagram se nos ofrece abierta como un melón. No a tanta gente se le ocurre pasar su cuenta de pública a privada, para empezar a capar ese síndrome de la ventana indiscreta en el que vivimos todos los que tenemos la aplicación instalada en el teléfono móvil.
Todo nuestro contenido, nuestra vida, nuestras fotos de gatos están a la vista, sin diques de contención ni barreras. Cualquiera puede compartirlo en sus stories y, además, añadir una apostilla crítica, un insulto o una refutación que no nos haga ninguna gracia.
Imaginemos por ejemplo el caso de una influencer que comparte un contenido sobre ovejas, y a alguien no le gustan las ovejas (criatura desalmada). Si la persona que ha escrito el contenido sobre esos adorables animales que a veces se comen a los niños del pueblo no utilizara las funciones de privacidad, su contenido sería replicado por otros muy fácilmente sin posibilidad de pararlo. Ejércitos de haters de las ovejas (¿pero qué os pasa?) podrían compartir y compartir en sus cuentas y stories esa foto aciaga de un corderito hasta convertir nuestra vida en una pesadilla. Ése solo es uno de los casos en que nuestro contenido y nuestras publicaciones pueden ser usados de un modo que no nos gusta.
Con un poco de maña puedes evitar que otros compartan tu contenido en Stories. Solo tienes que seguir unos sencillos pasos:
1. En primer lugar, selecciona la aplicación de Instagram y ábrela. Entra en tu feed principal. Ignora, te lo rogamos, las fotos de aguacates, de gatos, de supermodelos en coquetos apartamentos de París. Recuerda: es una trampa.
2. Selecciona el icono de tu perfil y entra en tu cuenta. Ya sabes dónde está tu pequeña fotografía. La verás en la parte inferior izquierda.
3. En la parte superior de la pantalla, a la izquierda, tienes el icono de las tres rayas. Te permite el acceso a las funcionalidades básicas de Instagram (Archivar, Estadísticas, Tu actividad…). Púlsalo. Una vez desplegada la barra de funcionalidades, escoge la última, abajo del todo: ‘Configuración’.
4. Habrás accedido a otra nueva lista de funcionalidades (Notificaciones, creador…)
5. Selecciona ‘Privacidad’, después el apartado ‘Historia’, que tiene el mismo icono que se usa para las stories (un círculo con el símbolo +)
6. Verás ahora una nueva barra en la que puedes activar o desactivar ciertas funciones (‘Guardar en la galería’, ‘Guardar historias en el archivo’…)
7. En la parte inferior encontrarás la sección ‘Contenido compartido’, y dos pestañas que puedes activar y desactivar: ‘Permitir volver a compartir en historias’ y ‘Permitir Compartir’.
8. Cuando las desactives, ya nadie podrá compartir nada de lo que subas a Instagram, a menos que quieras abandonar el eremitismo digital y dejes que la gente vuelva a odiarte o quererte por tu contenido sobre las ovejas, los corderos y las cabras montesas.