Casi todo el que se ha dado una vuelta por Twitch últimamente reconoce que la plataforma no está pasando por su mejor momento. Las nuevas políticas de contenido, una invasión abusiva de publicidad y las condiciones cada ves más restrictivas que deben seguir los streamers para monetizar su contenido han terminado por airar a la comunidad, muy dividida entre quienes aún apoyan a la plataforma y quienes reniegan frontalmente de sus políticas.
Ya hay creadores con comunidades masivas de fieles que han decidido regresar a pastos viejos pero verdes como Youtube. Ibai lo anunció hace escasas semanas. Al gigante noble no solo le interesa el dinero, sino sentirse cómodo con lo que hace y dónde lo hace.
Pero el problema de Twitch va más allá de sus normas. Cada vez hay más jugadores en el tablero, nuevas plataformas como Trovo y DLive que llegan con el cuchillo entre los dientes para rebañar parte de su audiencia y disputarse el paraíso, esos millones de usuarios tan rentables como difíciles de retener. El nuevo enemigo de Twitch, el más reciente, se llama Kick.
Este nuevo contendiente en busca del mejor pedazo de la tarta del streaming viene respaldado por Tyler Trainwreck, uno de los creadores que ha migrado todo su contenido a este nuevo ‘templo’ de la emisión en directo y se ha declarado fan. Fan en los términos del mercado, por supuesto. Fan del rechazo a la que hasta hace poco era su casa, de la que dijo que había perdido el contacto con la realidad.
"Twitch ha construido un imperio a partir de nuestras espaldas y tiene la audacia de escupirnos en la cara al no solo no darnos seguridad financiera, con sus políticas inconsistentes, sino también al reducir nuestros salarios en lugares en los que no tienen derecho a hacerlo. Kick se asociará con los principales anunciantes del mundo para generar liquidez”, declaró. “Creo que crear los mejores incentivos para los creadores llevará a los mejores creadores a Kick, y los mejores creadores traerán a los mejores anunciantes”.
Nadie duda de que el creador se habrá embolsado una cifra considerable después de declarar públicamente que quiere más a mamá (Kick) que a papá (Twitch), ambas con una interfaz idéntica, con el característico color morado. Kick aún está en periodo de beta. Se espera que aterrice muy pronto en el mercado.
Diversos rumores (ya se sabe cómo funciona Internet y sus mentideros) apuntan que esta nueva plataforma podría ser la respuesta no oficial de determinadas compañías de slots online a las políticas restrictivas de Twitch respecto a este tipo de contenido en directo. En concreto, se habla desde hace semanas de su vinculación sospechosa con Stake, una conocida web de juego y apuestas online.
Cuando la plataforma propiedad de Amazon baneó parte de su contenido, les hizo perder millones de dólares en tráfico y visitas. Desde entonces, estas empresas están huérfanas de espacios para emitir de forma legal todo su entramado de apuestas online, algo que, a día de hoy, no pueden hacer en Twitch en los términos actuales de la plataforma. Trainwreck es solo uno de los muchos streamers de slots que podrían mudarse a este nuevo casino de ropajes amables.
Ya lo dice el refrán. A rey muerto, rey puesto. La otra jugada de este asalto por la fuerza que pretende destronar a Twitch de su liderazgo son las condiciones económicas. Kick quiere entrar con todo en el mercado gracias a su reclamo principal de monetización.
La correlación mágica: 95-5. Un 95% para el creador y un magro 5 para la plataforma, un reparto bastante más ventajoso para los creadores que el 50/50 de Twitch y el 70/30 de Youtube, según sus responsables. Estos últimos prometen arreglar todos los problemas de Twitch con su nuevo caramelo hecho por y para los streamers, y su felicidad. Nada de “prohibiciones ambiguas”, declara Trainwreck, que también aprovechó para mencionar el elefante en la habitación. Según el creador, habrá toda una serie de normas para que las apuestas sean éticas y se adecúen a la legalidad, en clara alusión a DLive, la referencia más obvia a la mezcla entre streaming, slots y apuestas online.
Otro refrán, y de paso, una pregunta. Nadie da duros por pesetas, ergo… ¿Hasta cuánto durará la generosidad de la plataforma? ¿Será otra de esas empresas que termine por declararse en bancarrota al no poder cumplir sus promesas económicas?