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La técnica Kunyaza y la eyaculación femenina: qué es y cuáles son las claves para practicarla con éxito

  • El Kunyaza es una técnica de origen ruandés que pone la eyaculación femenina en el centro de las relaciones heterosexuales

  • Consiste en estimular la vulva con el pene erecto

La búsqueda del placer es un sendero colorido y denso que se extiende durante toda la vida, en el que te encuentras tantas alegrías como frustraciones. Especialmente si hablamos de las mujeres, que conviven con una sexualidad tradicionalmente reprimida y silenciada. Por ponerle números: según el último estudio de la empresa de juguetes sexuales LELO, solo el 60% de ellas se masturba. Eso por no hablar de los estudios que aseguran que 6 de cada 10 mujeres no llegan al orgasmo, claro.

Por eso, cada técnica y juguete que promete facilitar el tránsito por el placer femenino se celebra como una victoria colectiva; en cierto modo, lo es. Y la técnica Kunyaza no iba a ser menos. Esta práctica nacida en África central está destinada a facilitar el orgasmo femenino de calidad, especialmente durante las relaciones sexuales entre heterosexuales.

Su nombre significa ‘orinar’, pero también hace referencia a la eyaculación femenina, que es el fin último de esta práctica. ¿Quieres saber más de ella? En Yasss te contamos en qué consiste y cómo llevarla a cabo.

Estimulación y mucha paciencia

Para la técnica Kunyaza se necesitan, al menos, una persona con pene y otra con vulva. En líneas generales, lo que propone es que la primera estimule a la segunda antes de la penetración, con el pene erecto, y que acaricie con sus genitales los labios vaginales y el clítoris de su pareja sexual. La idea es buscar el mejor punto y posición, y mantener esta práctica hasta que la otra persona alcance el orgasmo, eyacule o produzca “abundantes secreciones”.

Lo cuenta el documentalista belga Olivier Jourdain en su ópera prima ‘L’eau sacrée’, en la que investiga esta práctica. Un placer envuelto en leyendas orales, sonidos excitantes y técnicas detalladísimas: la historia más extendida sobre su origen cuenta que una reina, harta de esperar a que su marido volviese de la enésima guerra de turno, pidió a un sirviente que la complaciera en la cama. Sin embargo, el hombre estaba tan nervioso que fue incapaz de penetrarla, aunque provocó unos roces vibrantes e inesperados que hicieron “brotar agua” de la señora. Al oírlo, el resto de los ruandeses quisieron probar, y así hasta hoy.

Con los dedos, con la palma de la mano, con sonidos y movimientos estudiados… en el documental se observa cómo ellos aprenden técnicas cada vez más complejas para satisfacer a las mujeres. “Todo empieza con los preliminares entre marido y mujer. Deben estar relajados. No es bueno que se haga el amor si ella está seca, ninguno disfruta. Al principio, ella te puede enseñar”, explica en la cinta un educador, frente a una aldea ruandesa. Jourdain, eso sí, aclara que estas conversaciones suelen tenerse en privado, y en círculos muy cerrados.

“Saber realizar el kunyaza es algo que te hace ser y sentirte más hombre por ser capaz de satisfacer a la mujer”, contaba el realizador en una entrevista con SModa. “Un hombre de verdad tiene que ser capaz de 'hacer brotar el agua', por lo que tampoco hay que idealizar demasiado a los ruandeses y sus performances sexuales. Lo que sí es cierto es que de una forma u otra, el placer femenino está siempre en primer lugar”.

¿Cómo se hace?

Desde la empresa de juguetes eróticos Platanomelón recuerdan que “la clave para practicar el Kunyaza con éxito es la lubricación, que marca una gran diferencia”. Por eso, su recomendación es hacerse con un lubricante a base de agua antes de empezar, y “embadurnar los genitales o juguetitos para evitar fricciones molestas”.

Una vez tengáis este paso hecho, la persona con vulva debe estirarse boca arriba o ponerse en la postura del perrito, añaden. “Para estimular los labios mayores, menores y el clítoris con el glande del pene o con un juguetito, su pareja debe sujetar el miembro con los dedos pulgar e índice y empezar a acariciar con el glande la vulva. Prueba moviéndolo de arriba abajo, poco a poco, sin presionar mucho, como si fuese una leve caricia”. Después, puedes incluir movimientos circulares, siempre atento a la respiración, gemidos y caras de tu pareja.

A partir de aquí, no hay límites: zigzag, movimientos alternos… podéis explorar todo lo que queráis hasta dar con lo que mejor funcione para vosotros. La única regla es incluir cada movimiento poco a poco, como si fuese una caricia, y centrar todo en el placer femenino.

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