De ciertas situaciones no se puede salir indemne; al menos, no sin tener una conversación seria que aclare las cosas. Como las aplicaciones de citas las carga el diablo, no serías la primera persona a la que le sucede lo de bucear un rato en Tinder y encontrarse a su novio, o que una amiga te envíe un WhatsApp a medianoche con la noticia funesta. “He visto a X en la app. Varias fotos. Salía escalando y acariciando un perrito. Dice que le gusta el sushi en la descripción. Ha sido horrible, me he sentido fatal por ti”.
Después del shock, y de aplacar el instinto homicida (¿Lo atropello con el coche? ¿Hago desaparecer su cadáver en una ciénaga?), llega la hora de tomar acción.
Veamos qué puedes hacer en una situación así.
Lo primero sería reflexionar sobre lo vuestro y saber en qué punto estáis. ¿Estáis haciendo la noviación suprema (una relación estable en la que pronto querréis tener gatitos)? ¿Lleváis poco tiempo y ninguno de los dos habéis verbalizado cómo de serio es lo vuestro?
Sería hora de hablarlo. Serviría además para afianzar lo que tenéis, o para que posiblemente te des cuenta de que buscáis cosas distintas en vuestra relación.
No es la mejor de las situaciones, desde luego, pero la realidad es que muchas personas no se cierran la cuenta de Tinder hasta que alguna de sus citas apunta a algo más duradero y ya no hay necesidad de juguetear a medianoche haciendo swipe. No nos odies, ni la mezquindad ni el corazón humano lo hemos inventado nosotros.
Hay personas que olvidan cerrarse Tinder cuando comienzan una relación seria. Son como el ave fénix, como los gamusinos, especímenes atolondrados de seres humanos a los que quizás merece la pena perdonar por sus indiscreciones y sus fallos (si no ha habido oscuras intenciones).
Si tu novio es uno de esos raros especímenes que no se ha borrado Tinder, es despistado y cruza la calle sin mirar para que lo atropellen a la primera de cambio, valóralo antes de enfrentarte a LA CONVERSACIÓN.
No recomendamos entrar en la espiral de la conspiración, esto es: guardar este secreto para ti y comenzar a mover hilos para averiguar a través de maquinaciones y tejemanejes si existe una infidelidad de la que no te has enterado.
Eso puede funcionar en las series de Netflix, pero en la vida real solo te traerá más dolor, sufrimiento y noches sin pegar ojo. Una conversación seria a tiempo, por dolorosa que pueda ser su conclusión, ahorra tiempo y salud mental.
No actúes impulsivamente. Es mejor pensar un plan de acción. Cómo vas a abordar la conversación, de qué manera le vas a explicar tu opinión sobre lo que ha pasado, cuál es tu visión sobre vuestra relación, etc.
Dependiendo de la personalidad de tu pareja, cuenta con que pueda intentar darle la vuelta a la tortilla acusándote de espiarle o de desconfiar de él. Estaríais entrando en un momento Schrödinger, con el gato vivo y muerto al mismo tiempo dentro de la caja: él acusándote de espiarle a escondidas, tú confirmando que gracias a ese espionaje has sabido que no te estaba contando toda la verdad… ejem, ejem.
Procura que la conversación sea civilizada, en un ambiente agradable y sin levantar la voz. Sentíos cómodos; sobre todo, siéntete cómoda tú para enfrentar el problema (no tienes por qué guardártelo):
“Mira, quería hablar algo contigo, porque no estoy muy segura de qué significa. Me confunde que tengamos algo y verte al mismo tiempo en la aplicación. Me hace dudar del punto en el que estamos, y como quiero confiar en ti, te lo pregunto. ¿Me ayudas a entenderlo?”.