Los métodos anticonceptivos, aquellos que previenen los embarazos no deseados, son necesarios para garantizar varios derechos fundamentales, entre ellos el derecho a la vida y a la libertad. El uso de estos productos previene los riesgos de salud relacionados con el embarazo, sobre todo en las adolescentes, e incluye mayores oportunidades de educación y autonomía, así como crecimiento demográfico y un desarrollo sostenible para los países.
No lo decimos nosotras, si no la Organización Mundial de la Salud (OMS), que también asegura que, en el mundo, más de 800 millones de mujeres usan métodos anticonceptivos. Una cifra que todavía está alejada de los 1.112 millones que necesitan planificación familiar: más de 270 millones de mujeres, explican, “tienen necesidades desatendidas en materia de anticoncepción”.
En España, aunque el acceso a los anticonceptivos no es complicado, se estima que más de 800.000 mujeres en España están en riesgo de contraer un embarazo no deseado por no usarlos. Esto atiende principalmente a factores socioeconómicos, según el informe bienal del Observatorio de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), donde también destaca que, entre el casi 70% de mujeres en edad reproductiva que sí usan anticonceptivos, la mayoría optan por el preservativo (29,6%), la píldora (17,3%) o algún tipo de DIU (8,6%), además de otros métodos irreversibles. En un puesto mucho más modesto encontramos el anillo vaginal (2,9% de las encuestadas), un anticonceptivo con muchos beneficios. En Yasss te hablamos de ellos.
El anillo es un método anticonceptivo femenino hormonal, es decir, que para evitar el embarazo actúa directamente sobre el ciclo. Estos métodos aportan hormonas ováricas para que el cuerpo deje de ovular y de segregar FSH, una hormona determinante en las funciones sexuales, mientras reduce el grosor del endometrio y altera la producción de moco cervical. En el caso del anillo, para que sea efectivo debe usarse durante los primeros cinco días del ciclo.
Se trata de un anillo de plástico flexible que libera hormonas. Es muy fácil de usar: se coloca en la vagina y se mantiene durante tres semanas, para después sacarlo, descansar durante una semana y volver a empezar. El mecanismo no tiene más dificultad que la copa menstrual. Cuando lo tienes en las manos, parece una especie de pulsera clara, de polietilino acetato de vinilo, pero una vez entra en tu cuerpo comienza a lanzar lentamente progestina y estrógenos, para impedir que los ovarios liberen óvulos. También espesan el moco cervical, lo que evita que los espermatozoides lleguen muy lejos.
Los pros de este método son su efectividad, lo sencillo que es colocarlo y quitarlo en casa y que te olvidas de él durante semanas, sin tener que poner una alarma para ingerir una pastilla a diario. Ahora bien, también tiene sus desventajas: hay que contar las semanas que pasa dentro del cuerpo, puede provocar molestias e irritación, así como dolores de cabeza y fluctuaciones de peso y alteraciones menstruales. Además, no protege contra las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), aunque se puede combinar con un preservativo, que sí lo hace.
Dicho así, igual lo de colocarte un anillo en la vagina mensualmente no suena muy atractivo. Sin embargo, se trata de un método muy seguro y fácil de usar: es difícil ponérselo mal, y si lo haces no tardas mucho en subsanar tu error. Una vez tienes el anillo en la mano, debes colocarlo como una copa: lávate las manos bien, aprieta el anillo entre tu índice y el pulgar y empújalo en tu vagina, hacia dentro, hasta que notes que se asienta sobre una de las paredes.
Cuando lo tengas colocado, muévete para asegurarte de que estás cómoda con su ubicación. Quizás las primeras horas sientas cierta extrañeza, incluso aunque lo tengas bien puesto, pero al cabo de los días ni te darás cuenta de que lo llevas. Sobra decirlo, pero el anillo no se debe sacar para mantener relaciones sexuales: tan solo debe retirarse pasadas las tres semanas de su colocación, para iniciar la semana de descanso. Después de esos siete días, coloca otro y vuelve a empezar.
Ahora bien, si por lo que sea notas que el anillo se sale y pasa fuera de tu cuerpo más de tres horas, reemplaza el anticonceptivo por un preservativo hasta que el anillo haya pasado en su sitio al menos siete días. Si quieres saber si el anillo es para ti, puedes consultárselo a tu médico. En el caso de que hayas estado usando otros anticonceptivos previamente, te explicará cómo dar el salto a este sin peligro de embarazo.