El sol entra por la ventana, los pájaros gorjean con el avance de la luz y hay un sospechoso bulto bajo tu pantalón de pijama o el de tu pareja. Con este chiste merecedor de cárcel podría resumirse uno de los ‘fenómenos’ más curiosos de la biología humana: las erecciones de buena mañana. Levantarse empalmado, por hablar coloquialmente. De hecho, antes de seguir: ¿sabes la medida estándar del pene?
Galeno, el médico personal de Marco Aurelio, ya expresó sus reflexiones sobre este fenómeno hace varios siglos por algo que había observado entre dioses, políticos y simples homínidos humildes. “Los hombres llenos de esperma imaginarán que están teniendo relaciones sexuales”, aseguraba. También relacionaba abstinencia sexual con la locura, así que, sencillamente, estaba disparando al aire con sus teorías.
¿Por qué se producen estas erecciones? ¿Es positivo o negativo despertar con la catapulta en alto? ¿Tienes alguna duda sobre el semen?
Lo cierto es que la erección del despertar, ese ‘buenos días’ del falo, es algo bastante frecuente en personas de todas las edades dotadas de miembro. A nadie debería sorprenderle que suceda si todo funciona con normalidad y no hay ningún problema de salud sexual a la vista.
La mayoría de fuentes médicas coinciden: una erección matutina no es motivo de preocupación, sino todo lo contrario. Podría ser un indicador de una buena salud sexual; una manera que tiene nuestro cuerpo de mantener saludable el órgano principal de la reproducción masculina. El descanso reparador del sueño relaja el pene, los cuerpos cavernosos se llenan de sangre recién oxigenada y se provoca la erección. El organismo limpia y prepara el órgano para su desempeño, y lo hace durante la noche.
Un estudio de referencia en la Journal of Sexual Medicine sobre la erección masculina a lo largo de varias edades (‘Sleep Related Erections Throughout The Ages) refrendó lo que la ciencia opina de esta situación, a veces embarazosa. Basta con recordar ese tiempo de la adolescencia, cuando te tocaba entrar en la cocina a desayunar con ‘eso’ levantando la tela bajo el pantalón del pijama. Diálogos absurdos aparte con tu madre o tu padre (‘¿Qué es eso que tienes ahí? / ‘Nada. La mano, padre, la mano’).
De hecho, la erección matutina solo es una parte ‘visible’ del tiempo que el pene pasa erecto durante la noche. El fenómeno recibe además otro nombre. En inglés, SER (Sleep Related Erections), y está relacionado con las distintas fases del sueño, especialmente la REM, cuando los movimientos de los globos oculares son mucho más rápidos. Afortunadamente, el nombre que las erecciones matutinas llevaban en los años sesenta, ‘tumescencia peneal nocturna’, ha pasado a mejor vida y ya no suena a película de terror plagada de salpicones de sangre y zombis.
Afirmativo. Salvo que un hombre sufra disfunción eréctil, algún problema de salud sexual o unos ciclos de sueño deficientes y erráticos, sería relativamente raro que no hubiera tenido estas erecciones durante muchos despertares a lo largo de su vida. Por pura lógica, la frecuencia de estas ‘empalmadas’ mañaneras varía a lo largo de las décadas según la edad, la condición física, la salud sexual y psicológica y, por qué no decirlo, la facilidad para tener sueños húmedos. La pubertad es el periodo más activo, con los ciclos más dilatados, con una media de 25 minutos de erección para fases de sueño de 85 minutos.
Un dato curioso del estudio anteriormente citado afirma que un porcentaje nada desdeñable de adolescentes pasan más del 30% de su sueño nocturno con una erección. Se explica, en parte, por otro de los factores que influyen: los niveles de testosterona. En hombres de más de 60 años, este porcentaje baja hasta el 20%, y tan frecuente es el fenómeno que, según estudios de la década de los 40, hasta los bebés tienen sus campamentos levantados y se despiertan con frecuencia cuando esto sucede.
La explicación, como hemos dicho antes, es muy sencilla. Es un mecanismo de protección del cuerpo de las personas con pene para mantener sanos e íntegros los cuerpos cavernosos. Hincharlos con sangre oxigenada revitaliza y regenera los tejidos. Después del sueño reparador y las distintas erecciones, el falo está a punto para cumplir su cometido (sea el que sea).