1998: cientos de miles de hombres sonríen de lado a lado por una pastilla que cambia radicalmente su modo de tener relaciones sexuales y promete levantar, nunca mejor dicho, su ánimo. Ha nacido la viagra.
Hoy, la famosa pastilla azul ha revolucionado la industria farmacéutica y es una habitual de los encuentros de cama, sobre todo de aquellas personas que padecen disfunción eréctil y quieren seguir disfrutando del sexo como el primer día, con sus cuerpos cavernosos pletóricos y llenos de sangre.
Lo cierto es que la llegada de este reparador de erecciones maltrechas trajo también una serie de situaciones análogas, como el uso recreativo de la pastilla, por puro placer o curiosidad. Muchos hombres jóvenes que no precisaban de ayuda para levantar su catapulta comenzaron a utilizarla, amparados bajo la falsa creencia de que su efecto serviría para mejorar sus erecciones y el llamado “periodo refractario”, el tiempo que el pene permanece en erección aún cuando el deseo sexual desciende.
Pero, ¿qué puede pasarnos si usamos viagra sin realmente necesitar un empujón del sistema? ¿Es peligrosa la viagra femenina?
Sildenafil es otro de los nombres que recibe la viagra. Está indicada para cualquier varón mayor de 18 años que sufra por la disfunción de sus erecciones (no sacralices el gatillazo, no es para tanto) y quiera recuperar el flujo de sangre a los cuerpos cavernosos, imprescindible para que el pene se levante y rinda. El porcentaje de hombres heterosexuales y LGTBI que la usa sin necesitarla no es menor y ha aumentado mucho en los últimos años, algo que ha obligado a los expertos a advertir sobre lo inadecuado del uso recreativo de la pastilla azul y a realizar algunos estudios para explicar los peligros que entraña su uso cuando se consume exclusivamente por divertimento.
La sexóloga Carmen S. Martín, codirectora del centro de sexología de Barcelona, explica que el uso de la viagra entre personas que no la necesitan obedece principalmente a dos motivos. Por un lado, el miedo a no dar la talla y la ansiedad generalizada que nos produce ‘fallar’ en un encuentro sexual. En segundo lugar, existe la falsa creencia de que la pastilla azul contrarresta el efecto de otras sustancias (alcohol y drogas) que estos usuarios puedan haber consumido antes de practicar sexo.
Ignacio Moncada, urólogo, rubrica esta opinión arguyendo un motivo más sociológico: “La gente joven busca atajos para conseguir las cosas. Beben para desinhibirse, sabiendo que el alcohol es un depresor del sistema nervioso central”. El experto explica que estas personas utilizan la pastilla para compensar la falla en la erección, uno de los efectos más conocidos del consumo excesivo de alcohol. “Lo que están haciendo es medicalizando algo que debería ser natural”.
Sumados todos, desde luego, no parece una buena idea entregarse al espejismo de la supererección sin una condición médica que lo acredite. Son muchas las contraindicaciones y los posibles efectos secundarios: mareos, visión borrosa, camios de humor, irritación, náuseas, congestión, sudoración excesiva y una amplia lista de ‘peros’ a la feliz idea de tener una erección por la vía rápida.
Entre los síntomas más horribles (y para nada improbables) está el priapismo, una erección descontrolada que dura más de cuatro horas, produce un dolor intenso y requiere atención médica para evacuar la sangre estancada en los cuerpos cavernosos. Se incluye también la pérdida de la audición y la llamada ‘neuropatía óptica’, una suerte de pérdida de visión (de un ojo o de ambos) documentada por la FDA en uno de los estudios que contraindicaba el uso de la pastilla.
Desde luego, no suena demasiado atractivo causarle un daño permanente a nuestra herramienta de trabajo solo por las mieles, los rumores y las pretendidas consecuencias positivas de una pastilla que solo ha sido pensada para los que necesitan un poco de ayuda en sus relaciones.
De hecho, no deberías tomar viagra si sufres de úlceras, problemas hepáticoso renales o consumes medicamentos que contengan alguna clase de nitrato, lo que emparenta este riesgo con una de las drogas más utilizadas en ambientes LGTBI: el Popper, un vasodilatador con un porcentaje alto de estos compuestos. LSD, estimulantes o cocaína son otras de las drogas que, en combinación con la pastilla azul, podrían acelerar tu ritmo cardíaco y llevarte a la fosa.