La falta de lubricación es un problema que imposibilita el disfrute de muchas personas durante las relaciones sexuales. Esta puede darse por muchos motivos: desde el momento del ciclo menstrual, que hace variar el flujo hasta límites insospechados, hasta el estrés o la falta de deseo sexual o excitación, entre otras tantas causas. Para solventar ese problema, muchos recurren a los lubricantes durante sus relaciones.
No solo eso: la elección de un lubricante adecuado evita la rotura del preservativo, lo que reduce significativamente la posibilidad de un embarazo no deseado o de contraer una infección de transmisión sexual (ITS). Suena bien, ¿verdad?
Los lubricantes se pueden encontrar ya en muchísimos supermercados o farmacias; la industria del juguete erótico ha favorecido mucho su uso y expansión. Ya no hay un solo tipo de lubricante, sino que podemos encontrarlos de mil sabores y olores distintos, con efecto frío o calor... también los hay más específicos, como en el caso del lubricante anal, pensados para facilitar la lubricación en esa zona. En Yasss te contamos cuántos tipos de lubricantes hay y por qué es una buena idea añadirlos a tus relaciones sexuales.
Se trata de una sustancia que facilita la fricción entre los genitales “para facilitar la penetración y mejorar las relaciones sexuales de pareja”, como explican en la web de Durex. Estos geles íntimos son muy útiles para aquellas personas o zonas que tengan problemas para lubricar naturalmente, aunque hoy por hoy también se usan como un juguete sexual más, de bajo coste y con muchas ventajas.
Existen tres tipos de lubricantes, cada uno con sus pros y sus contras: los de base de agua, los de base oleosa y los de base de silicona. El primero es uno de los más fáciles de encontrar, ya que es de los más utilizados: no irrita la zona en la que se aplica y es perfectamente compatible con los preservativos de látex, además de muy respetuoso con los espermatozoides. En el caso de los que tienen base de aceite, suelen durar más que los anteriores, aunque no son compatibles con los condones y son mucho más difíciles de eliminar del cuerpo. Los de base de silicona son más densos y duran más, por lo que son el aliado perfecto para practicar sexo anal.
Ahora bien, ni todos los lubricantes se deben utilizar para lo mismo ni todas las sustancias sirven como lubricante, aunque pueda parecer lo contrario. En internet circulan muchas publicaciones en las que se recomienda el uso de alternativas caseras a los lubricantes, como la vaselina o el aceite de oliva. Estas opciones pueden ser muy perjudiciales para la piel; es fácil que la irriten o provoquen infecciones en una zona tan sensible como la genital. Cuando vayas a usar un lubricante, escoge siempre una opción homologada, que no dañe el preservativo ni os genere molestias.