Nuestra identidad y nuestro sexo (normativos o problemáticos, si no sentimos que encajamos del todo en ninguna categoría) son asuntos que definen buena parte de nuestra vida. Una cuestión a examen con muchas posturas enfrentadas.
Hay una pregunta que pueden hacerse muchísimas personas en cierto momento de su vida. ¿Cuál es nuestra identidad sexual? ¿Hay vida más allá del binomio hombre-mujer? ¿Qué herramientas tenemos para identificarnos con un género y un sexo cuando llega el momento? ¿Es obligatorio?
Vamos a darte algunas pistas.
Primero, una diferenciación. Orientación sexual, identidad sexual e identidad de género pueden moverse por caminos muy distintos. La identidad, podríamos decir, es la manera en la que nos comprendemos y pensamos sobre nosotros mismos a lo largo de nuestra vida. Categoría absolutamente mutable, pues. Los psicólogos valoran hasta cinco aspectos para hablar de nuestra identidad sexual: sexo biológico, género, vínculo emocional, deseo y reproducción.
La identidad sexual (heterosexual, homosexual o bisexual, por ejemplo) define hacia quién nos sentimos atraídos: heteros, gays, lesbianas, personas trans, pansexuales, demisexuales... Spoiler: tu nivel de atraso y conservadurismo vendrá definido por lo irascible que te pongas con esta cuestión (a buen entendedor, pocas palabras bastan)
Una realidad condicionada por aspectos culturales, sociales y educativos. Al nacer, por defecto, se nos asigna un rol, frecuentemente dicotómico: masculino/femenino. Hombre/mujer. Y he aquí uno de los grandes caballos de batalla de las nuevas luchas: al asignarnos el género de mujer o hombre también se nos amarra dramáticamente a nuestro sexo biológico (fenotipo sexual). Ha sido así durante mucho tiempo, al menos.
Por suerte, esta asignación de sexo y género por defecto ha perdido peso frente a la realidad. Nuestras necesidades y derechos como seres humanos han cambiado mucho conforme avanzaban las luchas del colectivo LGTBIQ+. Gracias a Dios, (casi) todos hemos comprendido que hay espacio para cualquier identidad. Vive y deja vivir.
Tiene lógica que seamos nosotros quienes busquemos nuestra propia definición y seamos escuchados. Vamos a tener que vivir muchos años con nuestro cuerpo y nuestra cabeza a cuestas.
Más allá del género y el sexo normativos, hay muchas personas cuyo sexo biológico (fenotipo sexual) es uno, pero su identidad es otra; y no se sienten nada cómodos con estas categorías (algo represoras). Un lío, vaya.
Entonces podemos definirnos como hombres o mujeres y contar con un sexo biológico distinto al de nuestra identidad; o bien sentirnos más cómodos con el género fluido y no identificarnos con ninguna categoría estricta.
El sexo (biológico) ya no va de la mano con el género al que nos adscribimos, y tiene sentido. La identidad humana es compleja, y cuando la teoría intenta acotarla, pierde oxígeno y falla estrepitosamente. Esta cuestión también es política, con dos posturas enfrentadas en los últimos tiempos: la teoría queer y el feminismo radical transexcluyente (TERF), que niega la autodeterminación de género y no considera a las mujeres trans como sujetos válidos del feminismo.
Así pues, una primera definición. Si sexo biológico y género coinciden, ahí hablamos de la categoría ‘cisgénero’. Si no coinciden, el tronco del árbol se ramifica y llegamos a un terreno más abierto, transgénero, cuando nuestro sexo asignado al nacer no coincide con el género con el que nos identificamos. Los hombres transgénero se identifican como hombres aunque su sexo biológico sea femenino. Las mujeres transgénero se identifican como mujeres aunque su sexo biológico sea masculino.
La ONU ha definido hasta la fecha cinco identidades de género distintas en su ‘Informe sobre la protección contra la violencia y discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género’. Lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales.
Tinder también ha hecho parte del trabajo inclusivo en 2017, al preguntar a sus usuarios cómo se identifican según su género. Spoiler: hasta 37 identidades han salido a la luz según las encuestas de la aplicación. A muchas de las ya conocidas se suman otras tantas de las que sus propios usuarios no tenían ni idea: Heterosexual, homosexual, transgénero, trans, persona trans, FTM (Female To Male), MTF (Male To Female), género fluido, andrógino, dos espíritus, género no binario, genderqueer, género cuestionado, agénero, bigénero… No son todas las que son ni, seguramente, son todas las que serán.