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La eyaculación precoz, un problema que afecta a uno de cada tres españoles: ¿Cómo lo trato con mi pareja?

  • La eyaculación precoz es una de las disfunciones sexuales más habituales, y puede tener un impacto enorme en la pareja. Si es vuestro caso, en Yasss te damos las claves para abordarlo.

Nos gusta hablar de sexo como si fuesen los datos de un documento de Excel: cuántas veces, con cuántas personas, durante cuánto tiempo. Pero, si hablamos de números, no podemos saltarnos el problema que más habitualmente acaba con las relaciones sexuales, la eyaculación precoz. Según la empresa especializada Boston Medical Group, uno de cada tres españoles sufre esta disfunción sexual, la más habitual después de los problemas de erección.

Si la cifra ya te parece alta, espera a conocer cuántos de estos potenciales pacientes acuden a un especialista, la única forma de solucionar esta disfunción: el 25%, la mayoría por miedo a reconocerse en ese enfermo tan “poco masculino”, añaden los expertos. Lo cual es un problema, porque estas disfunciones ni se curan solas ni con productos milagrosos, y mucho menos con las recetas de una página de Internet. Además, si no se tratan adecuadamente pueden tener secuelas psicológicas: frustración, rechazo al sexo, ansiedad o incluso depresión, según algunos estudios.

Otra de las consecuencias más habituales son los problemas de pareja, una situación que podría subsanarse con una mejor comunicación. Si es vuestro caso, y quieres ayudar a tu pareja a sobrellevar esta disfunción, en Yasss te traemos algunos consejos para abordar el tema.

¿Cómo apoyo a mi pareja?

Según explica el médico de familia y psicólogo clínico del Centro de salud ‘Los Ángeles’ (Madrid), Darío Fernández Delgado, la eyaculación precoz es “una disfunción sexual presente en cualquier edad, pero actualmente infradiagnosticada en atención primaria a pesar de su incidencia en la salud sexual y calidad de vida”. Quien la sufre eyacula antes de lo deseado, incluso antes de intentar la penetración, de manera sistemática. Además, añade el médico, esta disfunción ni se cura ni desaparece con la ni edad ni con la frecuencia sexual, sino que se puede complicar.

Este problema, que puede tener causas muy distintas, puede acarrear frustración y problemas fuera de la relación sexual, también en la pareja. Por eso, si identificas el problema lo primero es tratar de hablar de ello. Es la recomendación de muchos especialistas, entre ellos el Institut Barcelona de sexología, que propone buscar soluciones en conjunto. “El mayor problema existe cuando por vergüenza o por sentimos incómodos, no nos atrevemos hablar del tema”, aseguran. “Y, por lo tanto, haciendo que nuestras emociones negativas crezcan y alejándonos cada vez más de nuestra pareja”.

Con el tratamiento psicológico o médico adecuado, esta disfunción puede subsanarse. Es importante mantener esta conversación, retirando la potencial culpa de nuestra pareja, y recordar que con paciencia y cariño será más sencillo sobrellevar la situación.

¿Qué se debe evitar si la pareja sufre esta disfunción?

El papel de la pareja, en esta y en otras disfunciones, es que esta persona se sienta respaldada para poder poner fin al problema sin vergüenza o culpa. Por eso, si estamos en la tesitura, es fundamental que no le exijamos más de lo que el otro puede dar sexualmente. Esto solo le va a hacer sentir peor y es bastante cruel. Por eso, aunque pueda resultar duro, lo mejor es intentar empatizar y tener paciencia. Esto aplica también a la búsqueda de soluciones: quizás a tu pareja le cuesta dar el paso e ir a la consulta de un especialista, y presionarle para que lo haga es contraproducente. Los especialistas recomiendan ayudarle a buscar esa ayuda sin insistirle hasta el agotamiento. No siempre es fácil, pero el apoyo debe ser tan incondicional como puedas.

Hay que tener en cuenta que muchos hombres prefieren evitar el tema, por lo que tienden a poner excusas o sabotear todo intento de relación sexual. Otros cortan sus relaciones por lo sano, llegando a aislarse para no tener que enfrentar el problema, lo que evidentemente no es la solución.

Mientras tanto, no hay por qué renunciar al sexo: podéis probar con otro tipo de prácticas que no involucren la penetración, que es la parte más problemática de esa relación. El resto no está prohibido: masturbación, sexo oral, masturbaciónpetting Con tiempo, cariño y ayuda externa, podréis salir adelante.

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