Este año, el verano ha llegado sin que nos demos cuenta. Cuando entramos en el confinamiento por la pandemia todavía no habíamos guardado las bufandas, y para cuando acabó el estado de alarma y pudimos salir ya era hora de sacar los pantalones cortos. Del día a la mañana, llegaron el calor y las flores, y el común de los mortales pasó de no ver a nadie a mirar a todo el mundo desde detrás de las mascarillas. Y vaya miradas: parecía que no habíamos visto a otra persona en toda nuestra vida. Todo el mundo estaba más guapo y era más interesante.
¿Eran esas miradas eran fruto del confinamiento o de la primavera? Seguramente hubiese un poco de las dos. Pero, hasta que la ciencia lo confirme, en Yasss apostamos por la primavera. Porque lo que sí está comprobado es que las altas temperaturas nos ponen a todos un poco nerviosos: con el calor la libido se pone en plan King Kong subiendo por el Empire State y ya no hay quien la pare. De hecho, ahora que llegan los meses centrales del verano, ¿cómo anda tu deseo sexual? ¿Te sientes como el dueño de un perro muy grande, que corre detrás de la correa cuando le saca de paseo? Tranqui, que es de lo más normal. En Yasss te contamos por qué.
Está muy bien que busques cómo afecta la posición de Júpiter a tu vida sexual, pero puestos a mirar los astros, mira cómo te va a dar el sol este mes. El año pasado, el grupo médico Boston realizó una encuesta para conocer cuáles eran las épocas sexualmente más activas de los ciudadanos españoles, y la respuesta fue rotunda: más de la mitad señalaba el verano como su mejor época, por delante de la primavera (25%), el invierno (16%) y el otoño (8%).
Ya en 1992, un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford trató de dar una respuesta a este fenómeno . En un artículo que se publicó en la revista Human Reproduction y cuyo estudio dirigieron N. Rojansky, A. Brzezinski y J. G. Schenker, se mostraba cómo en los países de climas templados o fríos, pero con temperaturas elevadas durante el verano, los nacimientos aumentaban durante los diez meses posteriores a la época estival. La conclusión fue que las altas temperaturas y el verano (en el caso de los países que tienen estaciones) hacen que el número de relaciones sexuales aumente.
Y todo esto lo responden las hormonas, ni más ni menos. El calor es un vasodilatador a tener en cuenta: con las altas temperaturas aumentan los flujos de sangre y el óxido nítrico, un neurotransmisor que favorece la respuesta sexual y las erecciones. Todo eso sin olvidarnos de la testosterona, la hormona que alcanza su zénit con el calor y la luz solar. Cuanta más luz, más vitamina D, más testosterona y más estrógenos; yn combo perfecto que da como resultado mayor excitación y deseo sexual.
La testosterona y los estrógenos están muy bien, desde luego, pero también nosotros tenemos parte de culpa. Las hormonas son una parte de la explicación que, para la sociología, completan los cambios de clima y temperatura. Lógicamente, estos condicionan la manera en que nos relacionamos.
El calor, cuando no es excesivo, nos hace más sociables y nos pone de mejor humor. Esto, sumado al subidón de oxitocina que llevamos en el cuerpo, nos convierte en personas más atractivas y cercanas. Todo suma para aumentar el deseo sexual y propiciar las relaciones; lo que hagas con tus oportunidades, ya es cosa tuya.