Tanto si es tu primera experiencia sexual como si ya tienes carretera en el asunto de revolcarte con otro ser humano sobre una cama mullida (oh, sí, sí, baja la voz, mis vecinos tienen buen oído, sí, oh sí, apaga la luz, oh, vamos, disculpa, se me ha roto la cadera), un día puede tocarte la pajita corta y descubrir que tienes alergia al látex. Tampoco sería muy raro: hay más de 40.000 objetos de nuestra vida diaria que lo tienen en su composición.
El sexo, que parecía una tarea fácil llena de palabras bonitas, volteretas, empujones y mordiscos, se ha convertido en una irritante molestia en tu zona genital que lo hace todo un poco difícil, o muy difícil, si la cara se te ha puesto como una sandía supurante (soñar es gratis).
Te contamos algunas alternativas para protegerte y proteger a tu pareja durante el sexo y seguir disfrutando como cochinas criaturas que un día morirán y quieren un buen orgasmo para el camino.
Verás, eres como un unicornio. Acéptate tal y como eres. Según datos de Medwave, tan solo un 1% de la población mundial es alérgica a este material. Concretamente, a la proteína que contiene el caucho natural, que irá después a tantos objetos del día a día. No solo de condones se muere el alérgico al prótido que contiene el caucho.
Por desgracia, tu cuerpo lo interpretará como un agente del mal. Hay síntomas leves como la urticaria, que se solucionan lavando la zona afectada y evitando el contacto. Otros, más graves, pueden complicarte la vida: hinchazón de garganta, conjuntivitis, mareos, asma y hasta un choque anafiláctico en los casos más extremos.
La vida es demasiado corta. Tienes que buscar la manera de seguir disfrutando de tus revolcones sin una neurosis. Por suerte, tienes muchas alternativas, sino no, el sexo solo sería cosa de los biológicamente inmaculados. En ningún caso tienes que ser tú quien haga el diagnóstico. Es mejor ir al alergólogo, explicarle tus síntomas y encontrar una solución testada por un profesional, que al fin y al cabo es quien va a darte el mejor consejo de salud posible.
Manos a la obra (o al miembro viril, como la canción de Leonardo Dantés). Para empezar, como recomendación de varios sexólogos y clínicas especializadas, puedes probar con los condones de poliuretano, un material más grueso que el látex normal.
La OMS ha señalado ya que los condones hipoalergénicos libres de látex tienen una buena compatibilidad con los lubricantes con base de aceite, cosa que puede ayudarte a frotarte con tu pareja hasta el agotamiento. En otros casos, las marcas de condones optan por eliminar la proteína del látex en los procesos de fabricación del preservativo (Vitex).
Otra alternativa sería probar con los condones fabricados con piel de animal (cordero y oveja), que siguen siendo muy efectivos contra el embarazo no deseado. Cuentan con un inconveniente: tienen unos minúsculos agujeros repartidos por la superficie, así que no son exactamente la protección ideal contra los virus y las bacterias de las enfermedades de transmisión sexual, y es mejor si eliges opciones más seguras con las que no tengas que preocuparte de coger clamidia y presentártela a tus padres.
Por otro lado, fabricantes de preservativos como Durex son conscientes e inclusivos con los penes y las vaginas sensibles y tienen una línea de preservativos fabricados con materiales libres de látex. La gama ‘Real Feel’ puede ser tu aliada para recuperar las alegrías y los cantos del sexo seguro y evitar la llamada al SAMUR. De hecho, no solo los alérgicos al látex eligen este tipo de preservativos. Como se fabrican con poliisopreno, son más finos que un preservativo tradicional y cuentan con una lubricación especial para que la sensación durante el sexo con tu compañía de cama sea tan húmeda y gustosa como siempre, muy parecida al fornicio sin protección.