Supernova es un nombre de canción, pero también es la palabra con la que se nombran otras cosas, como una de las posturas sexuales del momento y favorita de muchos, en la que la mujer toma el control de la situación y es quien se encarga de marcar el ritmo.
En el sexo aburrirse no es una posibilidad, dejar volar la imaginación, atreverse a probar cosas nuevas y dejar de lado los prejuicios parece clave para disfrutar al máximo, pero también conectar con tu pareja, evitando que la rutina se convierta en norma y deje paso a la desidia.
Por eso no es raro que, de vez en cuando, alguna postura sexual se convierta en tendencia, no necesariamente en las redes, como suceda ahora cuando algo es viral, sino gracias que alguien la prueba y descubre sus bondades, escogiendo compartirla con su círculo de confianza.
Esto hace que algunas de las posturas más clásicas sigan siendo favoritas, pero aprendan a convivir con otras que tal vez no son para todos los públicos y requieran un poco de flexibilidad extra, pero que también prometen hacer pasar un buen rato a quien las practica.
Esta es una de esas posturas que puede que haga que notemos que es hora de entrenar un poco más y trabajar la flexibilidad, sin embargo, no es nada que alguien cargado de entusiasmo y ganas de disfrutar de un buen rato no pueda conseguir.
La cama es el lugar ideal para practicarla, pero que nadie piense que esto implica que sea una postura clásica, para la supernova es mejor no meterse bajo las sábanas, de hecho si lo haces estarás cometiendo un error.
Para esta postura el hombre se tumba debajo, con los pies hacia al cabecero, y la mujer irá encima, a horcajadas, inclinada ligeramente hacia atrás y apoyada en los brazos para un mejor impulso. Lo que diferencia esta postura de otras -entre otras cosas- es que, cuando la mujer esté a punto de llegar al orgasmo, tiene que parar, el hombre deja caer el torso y los brazos por el borde de la cama, dejando la cadera sobre ella.
Después solo hay que retomar el movimiento hasta llegar al orgasmo y, sobre todo, tener cuidado de no caerse de la cama.
El orgasmo en sí ya es bastante beneficio, pero no podemos evitar señalar que, además de resultar muy placentero, tiene varias ventajas para la salud. Por ejemplo, ayuda a disminuir los niveles de estrés, ayudando a relajar cuerpo y mente, lo que además favorece el sueño, que llegará antes, siendo más profundo y reconfortante. Segrega oxitocina, la hormona de la felicidad, reduce el dolor, refuerza el sistema inmune y mejora el flujo sanguíneo.
Así las cosas, parece claro que disfrutar del sexo, compartir momentos de intimidad y buscar la postura sexual que ayude a alcanzar el orgasmo con mayor felicidad parece un buen plan para verse y sentirse mejor.