Aunque para muchas personas esto sea una sorpresa, el sexo es mucho más que la penetración, por lo que conocer otras maneras de intimidad que pueden ser igualmente placenteras (o más) es una estupenda manera de hacer que las relaciones sexuales resulten más estimulantes.
Son pocas las mujeres que pueden llegar al orgasmo solo a través de la estimulación vaginal, la mayor parte de ellas lo consigue con la estimulación del clítoris, por lo que centrar la relación en la penetración o excluir cualquier otra práctica puede hacer que no llegue a disfrutar plenamente de la experiencia.
La comunicación es esencial en la pareja, porque ayuda a conocerse mejor en el día a día, pero también en esos momentos de intimidad en los que ambos quieren pasar un buen rato mientras su pareja también disfruta. El autoconocimiento en estos casos es clave, porque ayuda a saber qué prácticas son las que más placer proporcionan.
El sexo sin penetración es una forma segura de intimidad, aunque no elimina por completo el riesgo de transmisión de una ITS, por lo que siempre será necesario tomar ciertas precauciones. Permite disfrutar de la intimidad sexual y aumentar el placer sin dejar que la obsesión por la penetración dirija nuestras actividades sexuales.
Es ideal para las parejas que quieran disfrutar de nuevas experiencias, conociéndose mejor por el camino, explorándose y descubriendo qué resulta más excitante para el otro y cómo estimularse para que la relación sea más placentera. En estas prácticas, como en todas, la comunicación se convierte en indispensable, así como también respetar los límites establecidos. La clave está en explorar, descubrir y disfrutar.
Existen muchas prácticas diferentes que se pueden poner en práctica sin necesidad de tener que recurrir a la penetración para disfrutar. Algunas de ellas son más excitantes o placenteras, pero todas pueden ayudar a cambiar el juego y hacer la experiencia diferente y especial.
Besos, caricias, abrazos… el contacto piel con piel puede ser una estupenda manera de intimidad, también se puede probar con masajes sensuales con los que se recorre el cuerpo de la pareja. Se puede hacer un poco más excitante si incluimos en el recorrido algunas de las zonas erógenas, aumentando la estimulación.
Esto, además, puede ayudar a la pareja a descubrir qué partes del cuerpo son más sensibles para su pareja, los pies, la espalda, los muslos… Algunas personas pueden llegar al orgasmo solo con la estimulación de pechos y pezones, por lo que no conviene infravalorar estas experiencias.
Frotarse mutuamente es otra de las prácticas que no pueden faltar, con ropa o sin ella, usando las manos o directamente los genitales. La masturbación mutua es una experiencia muy placentera, así como la masturbación propia mientras el otro mira. No podemos olvidar el sexo oral, pero tampoco algunos juguetes sexuales que no implican la penetración, el límite lo pone cada pareja y lo mejor es dejar que vuele la imaginación, dejándose llevar y disfrutando del momento.