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Uno de cada cinco hombres sufrirá eyaculación precoz en algún momento de su vida: ¿sabes cuántos tipos hay?

La Sociedad Europea de Medicina Sexual concluye en varios de sus informes que la eyaculación precoz es una de las disfunciones sexuales más comunes entre los hombres. Podría parecer que, ante un problema de esta naturaleza, la respuesta inmediata que cualquier persona con dos dedos de frente es buscar ayuda, verbalizarlo, en suma, normalizar lo que no es culpa de nadie. 

Sin embargo, desde la SEMS lanzan algunos datos preocupantes: la culpa y el estigma rodean desde hace décadas a esta disfunción, que tiene muy mala prensa entre sus víctimas. Se calcula que uno de cada cinco hombres la sufrirá en algún momento de su vida, pero solo un 10% se atreverán hablar abiertamente del asunto, según se deduce de los datos ofrecidos por la organización. Un alto porcentaje de hombres tarda una media de ocho años en tomar las riendas del problema y acudir a consulta para tratarlo. 

Ante la sensación de debilidad, de culpa, de no dar la talla, muchos prefieren seguir levantando la coraza tóxica de la masculinidad antes que mostrarse vulnerables y aceptar que existe un problema. Si la sufres, seguramente te habrás preguntado si la eyaculación precoz es igual en todos los casos o hay distintos grados. Respondemos.

Primaria

Este tipo de eyaculación precoz se presenta por lo general muy temprano, entre los 16 y los 18, cuando nos volvemos activos sexualmente y tenemos nuestras primeras relaciones. 

Como explican desde Vigora Clinic, clínica especializada en el tratamiento de las disfunciones sexuales, la eyaculación precoz primaria se caracteriza por tener un tiempo de coito bajo, de menos de un minuto, junto con la sensación de que perdemos totalmente el control de la eyaculación cuando llegamos al orgasmo. Existe otro caso más grave. Lo que se conoce como “eyaculación anteportal”: llegar al orgasmo sin necesidad de llegar a la penetración. 

Es muy habitual que a esta sensación de dejarse ir sin capacidad nos produzca ansiedad, estrés y una sensación de culpabilidad que se añade al problema de la falta de control del ritmo de la eyaculación.

Desde Vigora Clinic explican que no se sabe exactamente por qué se da la eyaculación precoz en etapas tan tempranas de nuestra vida, aunque parece razonable pensar que el problema nace de una alteración genética.

Este tipo de eyaculación precoz suele abordarse con dapoxetina, uno de los pocos fármacos aprobados para el tratamiento. De todos modos, es improbable que solo usando el fármaco consigamos bloquear la disfunción y durar más en el coito. Combinarlo con otras estrategias será muy beneficioso: preservativos, cremas anestésicas, ejercicios de kegel y otros trucos que consigan retrasar el momento de explotar.

Eyaculación precoz secundaria, o adquirida

Al ser una disfunción cuyo tratamiento es muy delicado, existen distintas formas de abordarla según el tipo que estemos sufriendo y los factores biográficos y personales (el especialista en salud sexual estudiará nuestro caso para encontrar un abordaje del problema). 

En su clasificación, se suele distinguir la primaria o temprana de la secundaria o ‘adquirida’, un tipo de eyaculación precoz que aparece en un punto indeterminado de nuestra vida sexual y puede estar relacionada con múltiples factores: miedo, estrés, ansiedad, baja autoestima y distintos factores biográficos y de salud que deberemos analizar con el especialista. “Puede ser un cambio de pareja, un accidente, una enfermedad o un periodo de estrés”, explican desde el portal especializado.

En este caso también hay una diferencia sustancial en el tiempo que tardamos en llegar al orgasmo. Hablamos de un coito ultrarrápido en la primaria, de un minuto o menos, y de tres minutos en la secundaria.