Al hablar de sexo seguro pensamos en todas esas prácticas que ayudan a reducir el riesgo de contagiar o ser contagiados de alguna enfermedad de transmisión sexual. Sin embargo, cuando en la ecuación entran también juguetes sexuales, conviene abrir nuestra mente y prestar atención a otros detalles que también pueden suponer un peligro.
Nada mejor que saber lo que tenemos entre manos antes de lanzarnos a la aventura y probar cosas de las que no conocemos sus riesgos o contraindicaciones. En la búsqueda del placer toda ayuda es poca, pero por supuesto siempre que esta llegue de una manera sencilla y que no ponga en nuestra salud en jaque. La información es poder, por eso nada mejor que saber para qué sirven y que peligros (y beneficios) tienen los anillos para el pene.
Este juguete sexual permite aumentar el flujo sanguíneo al miembro, no cortan la circulación de la sangre, pero ralentizan el flujo; el resultado de esto son erecciones más duraderas, con mayor firmeza y, gracias a ello, relaciones sexuales más largas. Estos aparatos se colocan en la base del pene, por delante o por detrás de los testículos, en función del tipo seleccionado.
Es un juguete sencillo de manipular, pero conviene asegurarnos de que cumplimos las instrucciones correctamente para que la experiencia sea satisfactoria. Por ejemplo, no es recomendable excederse en el tiempo de uso, siempre hay que ponerlo por encima del preservativo y, como es habitual, los lubricantes siempre son una estupenda idea. Se recomienda quitarlo antes de la eyaculación.
Estos anillos están pensados para aumentar las sensaciones, no solo puede intensificar el orgasmo de quien lo lleva puesto, también puede estimular a la pareja, sobre todo los modelos destinados a ello (pues hay muchos donde escoger). Con ellos se consiguen erecciones más potentes y duraderas, puede retrasar la eyaculación y, en algunos casos, hasta aumentar ligeramente el tamaño del pene.
Estos juguetes están diseñados para ser completamente seguros, pero por desgracia, nada en la vida está completamente libre de riesgos. Por ejemplo, existe el riesgo de que el anillo se quede estrangulando o asfixiando al pene a causa de la inflamación que provoca. Por eso es importante comprar la talla adecuada y sobre todo asegurarse de que no molesta o hace daño al ponerlo.
Tampoco conviene llevarlo puesto más tiempo del que se recomienda que, en general, suele rondar los 30 minutos. Si queremos evitar este problema, lo mejor es seguir las instrucciones, adquirir uno que evite que esto suceda y, si ya ha pasado, acudir a urgencias lo antes posible. Que sentir vergüenza no sea una excusa, pues las consecuencias serán peores que unos minutos de tener la cara roja.
La higiene es esencial, por lo que una correcta limpieza antes y después de usarlo puede ayudarnos a evitar enfermedades infecciosas. Merece la pena recordar que para reducir el riesgo de contagio, lo mejor es usarlo con preservativos, pues evidentemente el anillo no protege frente a enfermedades de transmisión sexual ni evita el riesgo de embarazo. Una vez solventados estos problemas, solo queda ponerlo en su sitio y disfrutar.