De Bad Bunny cada día puede sorprendernos alguna excentricidad o una noticia bomba, como su aparición en la liga profesional de la lucha libre, la WWE, donde ya se ha alzado con el título 24/7. Nadie se esperaba esto. El conejo malo tenía muy escondida esta pasión, hasta que poco a poco, a la chita callando, el público ha ido enterándose de que es una de sus grandes historias de amor fuera de la música urbana y el reggeton.
Bunny ya no tendrá solamente el rocoso honor de ser el artista latino más escuchado en Spotify, sino que ahora lo veremos con mallas apretadas repartiendo gasolina y dientes rotos en el ring. Esperemos que salga de una pieza. Queremos que su columna vertebral esté a salvo.
La noticia bomba la soltó Nick Kahn, el presidente de la liga profesional de wrestling más importante del mundo hace tan solo unas semanas: Bunny conejo rabioso (venga, inventémonos otro mote) ha fichado para el largo plazo.
“Vamos a por la audiencia de la parte baja del espectro. Los motivos para que la gente vea nuestro programa no importan. Nos hacemos viejos. Es importante que encontremos una manera de atraer y fidelizar a la gente joven”.
La pista de su pasión por el arte del salto con codazo y la voltereta mortal nos la dan ciertos detalles de su atuendo estos años y a sus canciones, que están plagadas de referencias a este deporte. En ‘Chambea’ menciona el flow de Stone Cold, un luchador mítico. ¿Más luchadores? Pues sí. Otras canciones del Conejo Malo tienen palabras de afecto para Undertaker (Mark Williams K.), John Cena, viejas glorias de los 80 como Hulk Hogan. Hasta su atuendo es una pista: Bunny ha lucido en muchos conciertos una pieza clave para detectar que lo suyo con la lucha libre lleva mucho tiempo labrándose: el cinturón de oro de los pesos pesados de la extinta WCW.
Otro indicio de que lo suyo con la lucha es serio lo hallamos una canción de su último disco: ‘Booker T’, con la que Bunny llamó la atención de la liga profesional de lucha libre. El propio luchador al que hace referencia la letra compartió el tema en redes sociales. Una vez montado el conciliábulo, todo empezó a rodar. La WWE (la mayor empresa de Wresting cotizada en bolsa del planeta) pilló el guiño que Bunny le hacía en la canción a su estrella del ring.
En la WWE sabían perfectamente que la popularidad del puertorriqueño es planetaria y que podía sacar tajada de todo ello. Así lo hizo. Un amigo luchador de Bunny, Damian Priest, o Luis Martínez, como se le conoce cuando no lleva las mayas de superhéroe luchador, se puso en contacto con Bunny para hacerle la invitación oficial al show de los wrestlingmaniacos. Conejo malo, conejo malo, ¿quién es el más provocador del reino?
A finales de enero, la noticia saltó a todas las redes sociales y medios como una patada voladora que sale bien. El Royal Rumble se acercaba, y Bunny tendría un papel preponderante en el show y aparecería de alguna forma a lo largo de la sesión de cabezazos, patadas y volteretas de encías sangrantes.
El dato es importante. El Royal es una de las citas ineludibles de los aficionados a este deporte, a medio camino entre la coreografía violenta, el teatro y la locura de las mallas y los traseros prietos. Un evento así nueve millones de visualizaciones en redes sociales. Lo siguen masas enfervorecidas por la televisión, que se ríen y lloran con la secuencia principal: treinta luchadores entran al ring para intentar echarse y… bueno, merece la pena verlo.
Bunny entró como un gallito de colegio en uno de los descansos y provocó a The Miz y John Morrison. Se picaron y se insultaron en voz baja, la moneda de cambio de este deporte para que el teatro empiece. Bunny agitó la colita, saltó dentro del ring en un momento memorable (la pirueta no era fácil) y tumbó a sus dos contrincantes arropado por los chillidos vampíricos del público, que a estas alturas ya debía de haber agotado las reservas de palomitas. La guinda del pastel la puso su actuación al cierre del evento, con los dos luchadores derrotados sonriendo. Bunny cantó otra vez el tema que hacía un guiño a la lucha libre, que ahora ya es su nueva pasión oficial y un nuevo terreno profesional en el que crecer.
“Soy un rey, campeón, Booker T, ey (Booker T)
Estoy en mi peak, (estoy en mi peak)
Y vo'a seguir en mi peak, ey, ey (normal)
Mírame, ¿que tú qué? ¿Que tú qué? Nah-nah
Cabrón, tú eres feka”.
Su paso por la WWE ha sido un éxito total. Tanto que Bunny ya tiene en su poder el título 24/7 de la compañía.