Celos en pareja: se puede acabar con las inseguridades en una relación
Los celos son un sentimiento bastante habitual en las parejas y hay que aprender a trabajarlos
La comunicación y la sinceridad son fundamentales
Poco amor hay en los celos, aunque ‘Crepúsculo’ se empeñe en hacernos creer lo contrario. Los sexólogos y terapeutas especializados en parejas aseguran que los celos, ese motor de rabia y tristeza que puede paralizar nuestra vida, tienen mucho más que ver con la idea de la posesión y el consumo de otros cuerpos, y con la necesidad de controlarlo todo o la inseguridad, entre otros. Pero en las relaciones de pareja es un sentimiento bastante habitual.
Sentirse celoso es horrible, pero también bastante frecuente: en la mayoría de los casos nos educan como personas monógamas, con modelos de parejas controladoras. Hay que ser conscientes de ello y trabajarlos. El problema llega cuando los celos paralizan nuestro día a día e, invadidos por el abandono, tratamos de controlar a otra persona. ¿Cómo se pelea contra eso?
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Si sientes celos, cuéntalo
Los celos son un sentimiento habitual. Han sido tratados muchísimas veces en el arte: desde las pinturas de Munch hasta las obras de Proust, pasando (por supuesto) por las canciones de Taylor Swift. De los celos se ha estudiado, analizado y dicho de todo: son un sentimiento con raíces que han sentido millones de personas antes que nosotros, bastante habitual.
Dicen los psicólogos que, por cómo hemos sido educados, los hombres suelen experimentar los celos con rabia y agresividad, mientras que las mujeres lo asocian con la tristeza y el abandono. Sin embargo, y más allá del género, cuando se tienen celos lo más importante es identificar el motivo. ¿Es un comportamiento inapropiado por parte de tu pareja o es tu propia inseguridad?
A veces, los celos aparecen incluso sin que la otra persona haga nada, aunque eso no invalida el sentimiento. Puedes pedir que te escuchen y que se haga con respeto. Trata de averiguar por qué te sientes así: quizás sientas inseguridad respecto a los sentimientos e intenciones de tu pareja, o vengas de una mala experiencia que se esté revelando en este momento.
Puede que tengas dudas sobre la relación o que te sientas inseguro por causas que no tienen nada que ver con tu pareja. Por eso, lo mejor es contarlo y tener una conversación directa, sincera y en positivo, en la que se comunique lo que buscas o te gustaría ver en tu pareja.
Qué hacer con una pareja celosa
Pasa todo el rato. De un día para otro, una persona de tu grupo de amigos empieza una relación nueva y divertida. Pero, de pronto, dejáis de verle el pelo. Y no porque no quiera hacer planes o no os eche de menos, sino porque su pareja no quiere que pase tiempo con otras personas, que vea a sus amigos, que haga algo fuera de los contornos de la relación.
Como amigos, lo único que podemos hacer por esa persona es hablar con ella y estar para lo que pueda necesitar, pero no dejar que se aísle. Dentro de la pareja, las cosas se ven de otra manera, pero tampoco se puede ceder a la conducta celosa y controladora: ni mirar llamadas, whatsapps o mensajes de redes sociales ni dejar de hacer cosas que nos gusten simplemente porque quitan tiempo de estar en pareja.
Los especialistas recomiendan, otra vez, comunicación. Recordarle a esa persona que estás con ella, no con cualquier otra, y tratar de ser más afectuoso. Si aun así no afronta el problema y empieza a condicionar tu vida, es el momento de que acuda a un psicólogo y, mientras tanto, tomes al menos un poco de distancia.
Los celos y el autosabotaje
Lidia tenía 20 años cuando conoció a Álvaro, con quien mantuvo una relación de casi un año. Él era un par de años mayor y había tenido más experiencias que ella. Eso a Lidia le obsesionó.
“Al principio todo iba bien, nos tratábamos con respeto… era una relación muy buena. Luego, él me habló de las tías con las que había estado y de una ex con la que había pasado varios años. Me volví loca, una persona muy tóxica. No dejaba de pensar en ellas y empecé a buscarlas en internet, a pedirle fotos juntos…”, cuenta.
A Lidia le obsesionaba pensar que las relaciones anteriores de Álvaro habían sido mejores que la que compartían. “No podía hacer nada para evitarlo”, añade. “Eso me frustraba muchísimo. Rompí una relación que podía haber sido muy buena por mis inseguridades”.
Dos años después de esa ruptura, Lidia ya no se siente “tan culpable”, y aún se ve de vez en cuando con Álvaro. Pero ya no pregunta por sus anteriores relaciones a los chicos con los que está. “Sé que no está bien sentirme así y lo estoy trabajando con un psicólogo. Hemos descubierto que cuando tengo una relación buena, empiezo a pensar que no me la merezco, que no soy suficiente para él, y me obsesiono con su vida antes de conocerme. Estamos trabajando mi autoestima y eso me va a ayudar con mis relaciones”.