Es ley de vida, es llegar la Navidad y tocan las mil reuniones familiares, las comilonas con tíos, abuelos y primos y el volver a casa de nuestros padres que no siempre es tan ilusionante como se espera. Toca por unos días aprender a lidiar con nuestra familia después de haber saboreado durante unos meses la independencia. Discusiones, aburrimiento y un tiempo libre que no sabemos en qué invertir. No es fácil, pero hay algunos consejos que pueden ayudarnos a gestionar mejor estos días para que la Navidad sea de verdad un tiempo feliz tal como dice el villancico.
Durante estos primeros meses de curso seguro que has empezado fuerte. Las bienvenida, las primeras fiestas, luego la llegada de Halloween y sin casi enterarte te has plantado en Navidad. Por supuesto que ese ritmo no quieres que pare, pero de pronto llegas a casa y todos esos planes interesantes se esfuman de golpe. Tú que te estabas llenando la agenda para estas semanas te enfrentas ahora a mil obligaciones familiares: compras, ayudar en la cocina, estar con tus tíos que vienen de fuera... Habrá días en los que no nos surgirá ningún plan o los que tengamos no nos gusten ni un pelo. Entonces tocará lidiar con el aburrimiento de la mejor forma posible.
Además de aprender a “no hacer nada” es inevitable que surjan pequeñas rencillas con nuestros padres. No es lo mismo vivir con ellos cuando tenemos 15 años y somos adolescentes, que volver al hogar habiendo disfrutado de independencia durante estos primeros meses como universitario. A veces sentimos que nos tratan como si fuésemos más pequeños de lo que realmente somos y, por otro lado, es complicado adaptarse a las normas de una casa que si bien es la nuestra, ya no lo es tanto.
Invertir nuestro tiempo libre de una forma más inteligente nos ahorrará muchos disgustos, pero sobre todo es importante rebajar nuestras expectativas. Sea como sea, la Navidad es un tiempo para compartirlo con los tuyos y, aunque este año queramos ir por libre, también le podemos sacar mucho partido. Eso sí, para lograrlo sólo necesitamos paciencia y tatuarnos a fuego los siguientes tips:
En un piso de estudiantes la cocina siempre está impoluta (o al menos eso intentamos para no discutir con nuestros compañeros), pero al llegar a la casa de nuestros padres tendemos a apalancarnos y no mover ni un dedo. Damos por hecho que ellos lo limpiaran y ordenaran todo, y no hacemos nuestra parte de las tareas del hogar.
El 90% de las discusiones familiares se reducirían si nos esforzásemos un poquito más en las tareas del hogar. Por ejemplo, hacer nuestra cama, ordenar la habitación, ayudar a la hora de hacer la comida, recoger los platos y fregar… En resumen, limpiar lo que ensuciamos. Añade que estas fiestas son un plus de estrés para los que son anfitriones y en esos casos no solo tendremos que hacer esas tareas básicas, sino también bastantes más esfuerzos extra.
Si un día la gente está más liada o en plan familiar, te quedas colgado y no sabes que hacer, aprovecha para quitar de tu agenda cosas pendientes. Lee ese libro que tienes en la mesilla desde hace meses, escribe ese correo electrónico que debías haber mandado la semana pasada, dibuja como cuando eras pequeño o simplemente túmbate, pon música y relájate. Un día dedicado a uno mismo, es un día bien invertido. Eso es así en Navidades o en cualquier otra fecha.
Aprovecha y reordena tu habitación redescubriendo aquellos objetos que marcaron tu pasado. El mayor tesoro de nuestra casa de la infancia son los recuerdos: decenas de álbumes de fotos, antiguos cuadernos de clase, notitas que nos mandábamos con nuestros amigos, regalos olvidados… Son auténticas reliquias.
Inevitablemente reflexionarás sobre tu vida y todo aquello que te imaginabas cuando tenías 12 años sobre el futuro. En realidad, matas dos pájaros de un tiro, porque también estarás limpiando tu habitación.
Si en algún momento surge una discusión con tus padres, intenta mantener la calma y hablarles siempre con respeto. Damos por hecho que nuestros padres deben aguantar todo de nosotros, incluso las subidas de tono, y en consecuencia, a veces nos pasamos de la raya. No cometas este error.
Cuando durante una bronca alzamos la voz, actuamos con soberbia o utilizamos palabras irrespetuosas, no solucionamos nada. En el fondo lo que conseguimos es agravar el problema y hacer una bola de nieve más y más grande. Si desde el principio somos empáticos y dejamos que la otra persona se exprese, es probable que lo que parecía una gran discusión se convierta en una conversación trivial.
No creas que es ninguna tontería. Otra forma de invertir tu tiempo libre es hacer planes con tu familia. Es cierto que ahora que crees que vuelas solo eso es algo como extraño y que hasta te puede hacer sentir incómodo, pero da igual la edad o lo lejos que te hayas ido. Estar bien con la familia siempre es bueno y ya habrá meses en los que se les eche de menos, ¡tiempo al tiempo! No hace falta que que planifiquéis algo totalmente diferente, porque a veces lo más interesante es acompañar a tu madre o a tu padre en su día a día normal, entendiendo cómo viven y cómo se sienten.
Hazles compañía en la rutina y échales una mano. Ya verás cómo poco a poco descubres que tus padres no son solo padres, sino personas divertidas e interesantes con historias que contar, opiniones que compartir y muchas ganas de conocerte de una forma más madura y de disfrutar contigo de tu vuelta en estas fechas tan familiares.