El hábito de leer varía mucho con los años. Cuando somos pequeños, lo hacemos por placer. Disfrutamos yendo a la biblioteca y abriendo esos libros gigantes con mapas, ilustraciones de fantasía y letras de colores. Después nos adentramos en la ficción juvenil y la lectura pasa a ser una tarea más en el colegio. Es ahí donde muchos jóvenes pierden la afición por los libros. Al convertirse en una obligación, lo último que les apetece es leer también en sus ratos libres.
Esta sensación de hastío aumenta en la adolescencia cuando las lecturas son más complejas, y se mantiene hasta la universidad cuando estudiamos manuales de quinientas hojas y lo último que nos apetece al cerrarlos es abrir otro libro, aunque su argumento nos resulte interesante.
A la visión soporífera y autoritaria de la lectura en el sistema educativo se suma la tecnología. Llegas a casa, te tiras en la cama y te pones a ver TikToks hasta que te entra el sueño. Antes leías, ahora ni te apetece porque estás más pendiente del móvil. ¿Te suena esta historia?
Sin embargo, todos sabemos que leer es un hábito enriquecedor y por eso nos proponemos hacerlo más a menudo cuando empieza el año. La gran pregunta es cómo lograrlo.
Quizá un antiguo amigo ha escrito un ensayo filosófico muy interesante y te ha pedido que le des tu opinión, o a lo mejor tu pareja es muy fan de Tolkien y te ha dicho que te leas la trilogía de 'El Señor de los Anillos' un sinfín de veces, pero mi recomendación es que empieces por obras más sencillas.
Es preferible optar por libros con un lenguaje más accesible, obras cortas o incluso material juvenil para retomar el hábito de la lectura y, sobre todo, aumentar tu sensación de autoeficacia.
Uno de los grandes motivos por el que nunca leemos es que no encontramos un buen momento. Pensamos que la mejor hora es justo antes de dormir, pero llegamos tan cansados de trabajar que nos tumbamos en la cama, miramos las notificaciones del móvil y nos dormimos.
Para evitar esto, es importante escoger un momento de lectura que se adapte a tus circunstancias y necesidades. ¿Qué ratos del día tienes más libres? A lo mejor después de comer, o quizá justo por la mañana porque tienes clase o trabajas de tarde. Póntelo fácil.
También es importante ser flexible. No es viable leerte cincuenta páginas en un día si llevas años sin leer o si tienes poco tiempo.
Una forma de automatizar la conducta de leer es la técnica del 10, que consiste en leer 10 páginas todos los días que puedas. Se trata de un objetivo muy asequible que te llevará como mucho entre 15 y 20 minutos. Además, si el libro te gusta te costará parar y acabarás leyendo un poquito más algunas veces. Así compensarás los días en los que no leas, por ejemplo, si estás de viaje un fin de semana o si tienes muchas tareas pendientes.
Es importante dejarse aconsejar, sobre todo hoy en día que hay muchos canales de YouTube enfocados en la lectura y cuentas de Instagram o de TikTok donde hacen reviews y recomiendan libros. Sin embargo, tienes que construir tu propio criterio como lector.
Si eres fan del suspense pero alguien te recomienda un libro muy bueno de romance, es mejor que te centras en el género que te gusta, es decir, en un buen thriller. En otras palabras, lee lo que te gusta y no lo que te recomiendan.
Para encontrar tu criterio como lector tienes que buscar en Internet, leer los argumentos de libros, buscar opiniones o fijarte en las lecturas recomendadas asociadas a libros que en el pasado te han enganchado. De esta forma sabrás qué te gusta y qué no. Y ante la duda, puedes leer también libros de un autor que sabes que te gusta.
¿Sabías que en Spotify hay audiolibros gratis? También puedes encontrarlos en otras plataformas, además en los últimos años ha surgido mucha variedad.
Aprovecha para escuchar un audiolibro mientras cocinas, mientras limpias la casa el domingo por la mañana, mientras vas a dar un paseo o mientras conduces.
Incluso puedes utilizar esta herramienta para mejorar tu nivel de idiomas. ¿Cómo? Escuchando audiolibros de obras que ya has leído y que son sencillas, pero en inglés, francés, italiano o cualquier idioma. Como ya conoces el argumento, puedes centrarte en aprender dicho idioma.