A estas alturas todos sabemos qué es Tik Tok, la aplicación más popular del momento. Todos hemos visto alguno de los vídeos cortos, sabemos que viene de China y hace muy poquito nos enteramos de que, aunque solo lleva tres años en el mercado, ya cuenta con 1.000 millones de usuarios, de los cuales más de la mitad están por debajo de los 24 años. El problema es que se trata de una aplicación totalmente adictiva, y los propios creadores han tenido que poner medidas para frenarlo.
TikTok se está convirtiendo rápidamente en la fuente de procrastinación más habitual entre los más jovenes. En otras palabras: es la herramienta más sencilla y accesible con la que perder el tiempo. En un articulo publicado en el New York Times se explicaba que TikTok genera adicción, principalmente, porque invita tanto a consumir como a crear. Es lo que se llama un prosumidor: un agente crítico, que no acepta las cosas por sistema y que opina sobre lo que consume, por lo que afecta a otros usuarios. Esto hace que nos sintamos parte del engranaje de la app y que participemos más activamente de ella.
La aplicación se fusionó con Musical.ly, una red social donde podías subir videos bailando, cantando o haciendo 'lip sync' hace dos años, pero ya no se limita simplemente a eso. Es una aplicación muy intuitiva y fácil de usar, y su editor permite cosas relativamente avanzadas sin necesidad de saber sobre edición de video. Además, desde la aplicación se pueden mandar mensajes o crear listas de amigos. Digamos que permite tener las funciones de cinco aplicaciones distintas, pero en una sola.
De todas formas, TikTok ha conectado muy bien en las generaciones más jóvenes, que han crecido viendo Youtube y vídeos breves a la carta. Según explicaba el experto en educación digital Antonio Milán a la Ser, el problema está en que los padres “no ponen límites a sus hijos”. “Muchos padres utilizan TikTok como canguro para sus hijos. Son padres que ya lo han hecho antes con los vídeos de Youtube y después piden socorro cuando ya tienen 11 o 13 años”, explicaba el profesor de la Universidad Villanueva.
Básicamente, estas aplicaciones nos convierten en personas más dispersas: afecta al pensamiento crítico y abstracto y hace que sea más fácil despistarse.
TikTok está disponible en más de 150 países y permite ver el contenido de casi todos ellos. En 2016, un estudio de Common Sense Media aseguró que un 78% de los adolescentes comprobaban su teléfono al menos una vez cada hora, y que el 50% de los adolescentes se sentían "enganchados" a su móvil. TikTok fomenta esto, con un algoritmo en vertical que permite ver más vídeos conforme el usuario desliza hacia abajo, cada vez más parecidos a aquellos con los que ha interactuado. La aplicación descubre qué nos gusta, y nos muestra cosas similares.
Además, está el tema de la recopilación de datos personales. Muchos menores de 14 años utilizan la aplicación y publican contenido en TikTok, y es ilegal guardar sus datos sin el consentimiento expreso de los padres. Esto le costó a la empresa propietaria, ByteDance, casi 6 millones de multa el año pasado; una cantidad minúscula, si tenemos en cuenta que solo en el primer semestre del año pasado registró ingresos superiores a los 6.000 euros.
En definitiva, hay varias características de TikTok que la hacen especialmente adictiva: la duración de sus videos, lo fácil que es entender su uso, la variedad del contenido y lo sencillo que es interactuar con otros usuarios, que cada vez son más. La compañía lo sabe, y por eso ha puesto medidas al alcance de todos en la app.
Por ejemplo, el modo de seguridad familiar permite que los padres puedan controlar directamente la actividad de sus hijos desde sus teléfonos, de forma remota, sin necesidad de acceder al dispositivo de los pequeños. Para eso, los padres tienen que crearse una cuenta en TikTok y después asociarla a la de sus hijos. Con ella, podrán acceder a los mensajes directos, decidir la privacidad de la cuenta del menor y restringir la aparición de contenidos.
Esto también les permitirá gestionar el ajuste de "bienestar digital" (que podemos activar todos desde nuestras cuentas), es decir, el tiempo máximo que pueden pasar en la aplicación los menores antes de que se bloquee. Los expertos recomiendan no exceder los de 45 minutos diarios.