Pues no nos hemos reído de los tierraplanistas ni nada. Estamos a tope con la tolerancia y el respeto a las personas que piensan diferente, pero es que hay cosas que no hay por dónde cogerlas. Hay creencias totalmente absurdas que se pasan de la raya. A ver, que todas hemos creído alguna vez que el crush nos contestaría a ese mensaje extraño que le enviamos a las cinco de la mañana de un sábado, pero de ahí a argumentar que nuestro planeta es plano...
Los tierraplanistas tuvieron su momento de gloria, los medios de comunicación los escucharon, les hicieron documentales, se escribieron monólogos para ridiculizar sus pruebas y ya, a otra cosa. Lo que no esperábamos es que esa "otra cosa" fuera el auge de una nueva teoría de la conspiración: ahora La Tierra es hueca.
Los tierrahuequistas ven bastante claro que nuestro planeta está vacío por dentro y alberga en su interior otras civilizaciones. Ya sea porque no atendieron en clase de Ciencias Naturales cuando nos explicaron lo de la corteza, el manto y el núcleo o porque they want to believe, ellos defienden que en el interior de La Tierra hay otro sol que alumna a los intraterrestres y que por el Polo Norte y el Polo Sur hay unos portalitos de salida y entrada secretos que los gobiernos conocen pero que prefieren ocultar porque así ellos se pueden aprovechar de los canales del interior de La Tierra para sus cositas de gobernantes.
Es cierto que esto de que nuestro planeta albergue vida secreta en su interior no es nada que se haya inventado nadie hace dos o tres años. El mito de las civilizaciones subterráneas viene de muy atrás. La teoría de La Tierra hueca se remonta al siglo XVII, cuando Athanasius Kircher publicó la obra 'Mundus subterraneus, quo universae denique naturae divitiae'.
Desde entonces, ha estado latente la idea de que el centro de nuestro planeta esconde muchos secretos, y posiblemente, también, civilizaciones. Autores como Julio Verne, H. P. Lovecraft o Edgar Allan Poe fantasearon con ello y alimentaron este tipo de teorías. Y los Fraggle Rock, claro, que vivían en el centro del universo en un lugar escavado en la roca.
Fue en 1958 cuando la cosa ya se empezó a tomar en serio (por parte de unos pocos conspiranoicos, claro) tras la publicación de Physical Continuity of the Universe and Worlds Beyond the Poles: a Condensation, (‘La continuidad física del universo y los mundos más allá de los polos: un resumen’), obra del italiano F. Amadeo Giannini en la que se contaba la gesta del primer estadounidense que intentó llegar al Polo Norte y se cruzó con un mamut vivo, para después encontrar una especie de entrada a una cueva donde encontró a una comunidad de humanoides pacíficos. Esto no era una novela. Esto se presentaba como algo que había pasado de verdad.
Ninguna, por supuesto. Aquellos que creen que La Tierra está hueca por dentro y la gente vive por allí tan tranquila basan sus ideas en argumentos contrarios a las evidencias científicas.
Según los tierrahuequistas, el núcleo de nuestro planeta sería un sol en miniatura que iluminaría a los que viven ahí dentro, en un día eterno, sin noches, y con una temperatura muy agradable, por cierto. Los análisis de ondas sísmicas han revelado que el interior de La Tierra está formado por roca fundida. Además, el campo magnético terrestre solo funcionaría (y funciona) si el centro del planeta fuera una gran masa conductora de electricidad girando a gran velocidad. Si esto no fuera así, las brújulas, por ejemplo, no funcionarían.
Por último, la gravedad haría imposible la vida en el interior de La Tierra. La materia en el interior no podría vencer la fuerza, por lo que sería imposible que un sol pudiera mantenerse en una posición fija en el centro. Además, si La Tierra estuviera hueca, la 'cáscara' colapsaría por la misma fuerza de la gravedad, derrumbándose.
De los huecos en los polos por los que entra el agua y también los dirigentes de la NASA y los gobiernos mundiales mejor ni hablamos.