A prácticamente un mes de la selectividad, los nervios comienzan a aflorar en los estudiantes de segundo de bachillerato. No es para menos. Al estrés que provoca un examen de este calibre se le suman las circunstancias excepcionales que estamos experimentando a raíz del coronavirus.
¿Los exámenes serán más fáciles o más difíciles que otros años? ¿Y qué pasa si preguntan por algo que en mi instituto no hemos dado? ¿Cómo puedo estudiar si las bibliotecas están cerradas? Son muchas las dudas que avasallan a los jóvenes estudiantes, pero los expertos en educación lo tienen claro: cualquier modificación busca el beneficio de todos, tanto de los que han podido dar el temario completo, como los que no.
A diferencia de otras convocatorias, este año las pruebas de selectividad tendrán lugar entre el 7 y 9 de julio. Es decir, un mes más tarde que otros años. Con el aplazamiento, el ministerio de educación busca que haya igualdad de condiciones para todos los estudiantes.
Respecto al lugar, no hay variaciones respecto a otros años. Será obligatorio el uso de mascarilla y se respetarán ciertas medidas de seguridad, como mantener una distancia prudencial entre alumnos.
El gran cambio llega con el formato del examen. En las pruebas de selectividad de otros años, lo habitual era un examen con dos modelos de respuesta: A y B, cada una con sus respectivas preguntas.
En 2020 se propondrán varias preguntas a elegir entre todos los bloques de la asignatura. Así los estudiantes no se verán perjudicados si en su instituto no se ha podido trabajar con todo el temario. Según Isabel Celaá, ministra de Educación, “habrá más opciones para que el alumno que ha trabajado en contenidos diferentes, no solo entre distintas comunidades sino entre distintos centros de la misma región, pueda demostrar lo que sabe, no aquello que no ha dado".
Por lo tanto, no habrá ninguna pregunta o enunciado obligatorio. Todos serán opcionales para que los estudiantes puedan alcanzar la máxima puntuación.
Respecto al material que se puede llevar a las pruebas, no hay grandes variaciones. Se permitirán calculadoras no programables, pero estarán prohibidos el resto de dispositivos electrónicos como, por ejemplo, smartwatchs o móviles.
Ahora que están resueltas algunas dudas más técnicas, toca centrarse en lo importante: la preparación de las pruebas de selectividad.
"Lo que más me está afectando es no poder ir a la biblioteca", relata Miguel, estudiante de 2º de bachillerato de Granada. “En casa no me concentro igual. Mis hermanos son pequeños y siempre están haciendo ruido, y mis padres no entienden el concepto de «puerta cerrada». Esto es lo que más me está costando”.
Si bien las bibliotecas están empezando a abrir, todavía no está permitido su uso para estudiar. Esto supone un gran inconveniente para todos aquellos estudiantes que rinden mejor fuera de casa.
Intenta adaptar tu entorno, asemejándolo todo lo posible a una biblioteca. Puedes comprar tapones para los oídos o incluso unos cascos de protección auditiva.
Si es inviable estudiar en tu casa, puedes pedir ayuda a algún amigo o familiar. Tal vez puedes ir a casa de un compañero de clase y estudiar juntos, o salir de la rutina y estudiar en casa de tus abuelos o de tus tíos.
Si en tu ciudad o pueblo estáis en fase 1, una buena opción es quedar con un amigo para estudiar. Esto tiene ventajas y desventajas a tener en cuenta.
El lado positivo de estudiar acompañado es que podéis preguntaros dudas y repasar el temario conjuntamente. Además, el apoyo social es beneficioso en situaciones de estrés.
Por otro lado, puede que rindáis ligeramente peor porque os distraigáis mutuamente.
Teniendo en cuenta los pros y contras, es mejor estudiar solo o con una o dos personas como mucho. ¡Ojo! Si quedáis para estudiar, que sea para estudiar. Delimitad bien los horarios de trabajo. Ya habrá tiempo de charlar cuando salgáis a tomar algo a las 20.00.
Es un consejo muy obvio, pero siempre se nos olvida y acabamos metiéndonos en Instagram cada 5 minutos.
En primer lugar, intenta mantener tus manos ocupadas subrayando los apuntes, haciendo esquemas o elaborando flashcards que te ayuden a retener la información. Así te resultará menos tentador utilizar el móvil.
Si aun así sigues desbloqueándolo constantemente, descárgate una aplicación de concentración en tu móvil o en tu ordenador.
“Me costaba mucho no mirar el móvil mientras estudiaba. A veces simplemente lo desbloqueaba para ver las notificaciones, como cuando vas a la nevera cada 5 minutos a ver qué hay”, confiesa Julia. “Lo que más me ayudó fue instalar una aplicación para no mirar el móvil. Es muy chula, porque vas plantando arbolitos si no miras el móvil, y cuando lo utilizadas se mueren. Al final por no ver a los arbolitos muertos, evitas mirar el móvil”.
Todavía queda un mes para las pruebas de selectividad, así que tienes tiempo de sobra para prepararte lo más importante de cada materia.
Haz un planning flexible, y adáptate a él. Eso sí, nada de pasarte la última semana estudiando hasta las 2 de la mañana. Los atracones de estudio sólo aportan una falsa sensación de seguridad, pero a la hora de la verdad el contenido no está del todo consolidado. Es mejor estudiar poco a poco.
Una cosa es estar informados y otra muy diferente es estar pendiente 24 horas de cualquier novedad relacionada con el coronavirus o la desescalada.
“No falla. Todos los días envían al grupo de clase un bulo sobre selectividad. Lo buscas y resulta que es falso, y al final todos nos agobiamos y perdemos tiempo desmintiendo la noticia”, comparte Diana, de Madrid. “Al final he silenciado el grupo. Mejor evitar distracciones tontas”.
La sobreinformación puede perjudicar tu estudio, así que evita meterte en Twitter cada hora para conocer cualquier novedad, sobre todo si no procede de fuentes oficiales. Y si alguien comparte un bulo en un grupo de WhatsApp o cualquier tipo de noticia no contrastada, mejor ignorar a esa persona y no entrar en el juego.