No paramos de escuchar que nos estamos cargando el planeta, que tenemos que desarrollar nuestra conciencia ambiental, que hay que reducir desperdicios y emisiones, aprender a reciclar, disminuir el consumo masivo y reutilizar lo que ya tenemos. A estas alturas de la película, si te tomas todo esto en serio, seguro que ya te has puesto las pilas para empezar mentalizar a todo tu entorno para que te acompañen en esta guerra.
Puede que en tu casa llevéis años separando perfectamente el vidrio de los envases, el papel y la basura orgánica, incluso que tengáis una compostadora, que ya es de nivel pro, para reducir aún más los desperdicios orgánicos y aprovechar para abonar las plantas. Pero también puede que este no sea tu caso, y no tienes por qué avergonzarte de ello, porque aunque lo hacemos cada vez mejor, todavía cometemos muchos fallos a la hora de reciclar, por eso ya no solo te animamos a que te pongas las pilas para convertirte en experto/a ecofriendly, sino que también impliques a tus padres que reciclar es muy importante. Te contamos cómo puedes conseguirlo.
Una imagen vale más que mil palabras y, aunque sea bastante catastrofista, como es un asunto importantísimo, puedes ponerles en alerta mostrándoles fotos de algunos de los lugares más contaminados del mundo, como el río Ganges, en el que flotan toneladas de plásticos, las ciudades de China en las que no se ven la cara por la concentración de polución, o la isla de la basura del Océano Pacífico.
Enséñales cómo funciona el tratamiento de las basuras y muéstrales cifras, para que comiencen por ser conscientes de la cantidad de residuos que generamos en los hogares, por persona, al año. ¡Da miedo! También puedes ponerles alguna película como Okja, muy recomendable.
Si después de la primera fase de concienciación (y catástrofe) has hecho bien tu trabajo, seguro que reciben esta segunda parte con abrazos y esperanza. Es importante explicarles lo mal que lo estamos haciendo, pero también dejarles claro que todos podemos hacer algo para mejorar la situación.
Comencemos por lo más básico: reducir. Aprender a reciclar está muy bien, pero lo primero que tenemos que hacer para que esto funcione es explicarles que cuantos menos desperdicios generemos menos trabajo costará reciclar.
Mejor reducir la cantidad de basura a tener que gestionar todos esos residuos. La clave está en el carro de la compra: intentar comprar productos libres de plásticos de un solo uso, optar por envases de vidrio y materiales biodegradables, incluso productos a granel, siempre que sea posible, que podamos llevarnos en nuestras propias bolsas y tuppers (cada vez son más los supermercados que permiten esta opción). ¡Apúntales a la moda del 'cero waste'!
También pueden mejorar ciertos gestos como, por ejemplo, llevar siempre una botella reutilizable encima, para beber agua, en lugar de tener que comprar botellines de plástico de un solo uso. O llevarse al trabajo su propia taza de café y cubiertos reutilizables que pueden lavar y volver a usar. Que le den la espalda a los vasos, platos y cubiertos desechables, y también deberían declararles la guerra a las pajitas de plástico de un solo uso.
Una vez que esta parte esta clara, ya podemos empezar con las lecciones sobre cómo reciclar en casa correctamente. Lo primero es saber identificar los materiales reciclables. Empezar por el vidrio puede ser lo más sencillo, pero ojo, algo importante que hay que saber es que un vaso roto no va al contenedor verde, solo vidrio con formas de envase, no cristal en general.
Ocurre lo mismo a la hora de reciclar plástico, aunque a la gente le cueste mucho entenderlo: si no tienen forma de envase, no van al contenedor amarillo. Porque este contenedor es para envases, no para plásticos en general. Las bolsas no van allí, grábaselo a fuego. También tendrán que saber cómo diferenciar el papel y cartón del papel plastificado, que siempre es un dilema. Y no, los pañuelos de papel, usados o sin usar, no van al contenedor azul, no se van a convertir en papel reciclado.
Es probable que al principio necesiten una chuleta, cerca de los distintos cubos de basura, para no liarse, pero seguro que con práctica y entrenamiento se convierten en expertos recicladores.
Llegados a este punto ya habrán aprendido muchas cosas, entre ellas la regla de ‘las 3 Erres’: reducir , reutilizar y reciclar. Este es la norma esencial para reducir residuos y darle un respiro al planeta.
Pero si reciclar es sexy, reutilizar es infalible. La industria textil es la segunda más contaminante del mundo, después de la petrolera, y produce el 20% de las aguas residuales y el 10% de las emisiones de carbono del mundo. ¿Cómo te quedas? Estos datos son muy importantes para entender que la compra compulsiva de ropa para seguir las modas es un grave problema. Por eso, si algo no te gusta o no lo usas, por favor, dale una segunda vida. Esto también es importante que se lo transmitas a tus padres.
Existen muchas apps por las que puedes vender ya no solo ropa, también muebles, libros, música, juguetes… Todo lo que ya no quieras, y que alguien puede aprovechar por un precio razonable. ¡Economía circular, queridos! O si va contra tu ética vender estos bienes, siempre puedes donar tus cosas a alguna tienda de segunda mano o una ONG que sepa darle una nueva vida. ¡Piensa siempre en global!