El primer tatuaje puede llegar por un impulso, con rotundidad, o después de una larga búsqueda en la que dudamos durante meses. Si tu caso es el primero, seguramente sepas qué quieres dejar en tu cuerpo, pero si te encuentras en la segunda lista seguramente todo sea más complicado.
Sabes que quieres tatuarte, pero no el qué, y los tablones de Pinterest, las fotos guardadas de Instagram y los vídeos de Youtube traen más dudas que inspiración. Tu cabeza va entre una bandada de pajaritos, la firma de tu madre y una rosa, todo el rato. Ya no sabes de dónde sacar ideas, pero ninguna de las que has visto te convence lo suficiente como para estamparla en tu cuerpo para siempre.
Dice la tatuadora mexicana Kat von D., quizás la más famosa, que sus tatuajes son un lienzo de sus experiencias. Para ella, la tinta cuenta su vida tal y como quiere mostrársela al mundo. Su primer tatuaje llegó a los 14 años, después de cortar con su primer novio, para recordar el final de su relación. Como tatuadora, lleva esa intensidad a todos sus clientes: desde Miley Cyrus hasta Rihanna, pasando por Lady Gaga o Demi Lovato.
El camino hacia el primer tatuaje es largo, así que después de echar un ojo al trabajo de von D. y visitar cientos de páginas de ilustradores, en Yasss hemos pensado en algunas claves que pueden ayudarte a tomar la decisión.
El primer tatuaje puede ser algo muy significativo o, simplemente, algo que te atraiga: depende de cómo entiendas tu propio cuerpo. Además, para tatuarse en España deberás ser mayor de edad, o conseguir un permiso de padre, madre o tutor legal si eres mayor de 16 años.
No tengas prisa por pensar el tatuaje, porque es algo que se va a quedar contigo para siempre (y además no son baratos). Tal vez sea buena idea elegir un tatuaje pequeño y discreto, lo que además te permitirá acostumbrarte a la sensación de la aguja en tu piel.
Hay muchos estilos de tatuajes diferente: puntillistas, en negro, geométricos, trash o hiperrealistas, acuarela… piensa con cuál te sientes más cómoda en tu cuerpo. Además, puedes buscar las tendencias en tatuajes. Esto va por rachas: pulseras en la muñeca, dibujitos detrás de la oreja o grandes adornos florales en las piernas.
Busca un tatuador cuyo trabajo te guste (la mayoría de ellos tienen páginas en Instagram en las que suben sus tatuajes) y pide una primera cita informativa, en la que podrás contarle qué te gusta y plantearle todas tus dudas sobre temas de higiene, cuidado y estética. Así podrás visitar su estudio también y conocerle. Al final, estás poniendo tu cuerpo para que un profesional desarrolle su creatividad, y es fundamental confiar en su trabajo.
Es verdad que el primer tatuaje duele (es hacer una herida contra la piel), pero no duele lo mismo ni a todas las personas ni en todos los sitios. Si no te has tatuado antes, lo mejor es evitar las zonas del cuerpo con la piel más delicada, como tobillos, muñecas o rodillas, y esas que quedan más pegadas al hueso, como el empeine del pie, las costillas o la columna vertebral. Además, ten en cuenta que los tatuajes se conservan mejor en sitios donde no hay pliegues, y en esos que no están sometidos a cambios de peso, como muslos o estómago.
Después de los primeros días, y si el tatuaje cura bien, se formará una costra roja sobre el tatuaje. No pasa nada, es normal, pero se debe evitar tomar el sol al menos una semana después de pasar por el estudio. Tampoco se recomienda tomar alimentos picantes, tabaco o alcohol ni las 24 horas previas ni las posteriores.
Básicamente, no podrás ir a la playa ni a la piscina, deberás evitar el sudor y los cosméticos después de la sesión, y tendrás que limpiar el tatuaje según las indicaciones y los productos que te recomiende quien te lo haya hecho. Normalmente, el tatuaje se lava con agua y un jabón antibacteriano, para después embadurnarlo en una crema hidratante hasta que no se despelleje: normalmente lleva una semana.