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Piercing del tragus, más que una moda: todo lo que debes saber si vas a perforarte esa zona de la oreja

  • El piercing del tragus es uno de los más famosos y elegantes. También suele infestarse con facilidad.

No hay nada que diga ‘adolescencia’ como la entrada en un centro de tatuajes para hacerse el primer piercing. Esos espacios oscuros y llenos de neones, siempre preparados para la llegada de quinceañeras con un permiso paternal para perforaciones ridículamente falsificado, han sido testigos de gritos, infecciones y tembleques que comienzan mucho antes de que la aguja salga siquiera de su envoltorio. Una experiencia iniciática que se recuerda durante meses, bolas de pus y antisépticos mediante.

Previa entrada en el local (es muy importante que el centro trabaje con profesionales y cumpla todas las medidas de higiene), el grupo en cuestión ha pasado horas de su vida debatiendo el sitio en el que van a perforar, para disgusto de sus padres, su joven cuerpo. Entre ellos destaca el tragus, una perforación que se hace en la entrada de la oreja y que es tan atemporal como original. Aunque duele un poco más que los que se hacen en el cartílago, tarda menos en cicatrizar y el resultado suele ser muy limpio. En Yasss te contamos más sobre este piercing.

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El tragus, siempre elegante

Es cierto que cada uno tiene el umbral del dolor en un punto distinto, pero sí somos sinceras la perforación del tragus suele ser bastante incómoda. A fin de cuentas, el tragus (que se realiza en el trago, ese saliente de la oreja que tapa el canal auditivo) se hace en una zona con pocas terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos. Por eso, el sangrado no es frecuente.

El riesgo de infección en este piercing, eso sí, es alto, sobre todo si tienes el pelo largo. Después de la perforación, que suele recomendarse con aguja en lugar de con pistola, suelen engancharse los pelos contra el pendiente, dando muchos problemas durante el proceso de cicatrización. Habitualmente tarda unas ocho semanas en dejar de dar la lata, aunque todo depende de tu cuerpo y de la higiene que apliques sobre él.

Para limpiar el piercing y evitar infecciones, lo mejor es usar dos o tres veces al día suero fisiológico sobre el pendiente medicinal que te hayan colocado en el centro, no retirar ninguna de las costras que se puedan quedar en la zona y, solo después, lavarlo todo con agua tibia, jabón neutro y muchísimo cuidado. Recuerda secarlo al terminar.

Evitar problemas

Mientras el piercing termina de cicatrizar, lo mejor es evitar tocar la zona, en todos los sentidos. Si duermes de ese lado, se recomienda tumbarse del otro en la cama, así como recogerse el pelo, no usar guantes y evitar los gorros de lana o las gorras que tapen el pendiente. Todo esto mientras limpias a conciencia la zona, para evitar que se infeste, y aguantas las ganas de tocártelo, rascártelo o cambiártelo: no se debe quitar hasta que no esté completamente cicatrizado. Ya tendrás tiempo más adelante.

Recuerda usar el móvil en la oreja contraria al piercing. Si al final se infesta, lo mejor es acudir al médico. El profesional valorará tu hinchazón y podrá darte un tratamiento acorde a tu problema y el área. No lo dejes para más adelante: no ir a consulta puede provocar problemas serios de oído.