¿Eres de los que ama o los que odia cambiar las sábanas? Es cierto que es un rollazo total, pero nadie puede negar que no da un gustito tremendo meterte en la cama sabiendo que las sábanas están limpias. Pues a ese gustico súmale saber que, cada día que pasas sin cambiar las sábanas, estás poniendo en riesgo tu salud exponiéndote a cosas que, probablemente, no quieras saber.
Parece mentira, pero la higiene es algo muy relacionado a la cultura y a la familia en la que creciste. Lo que para una persona puede ser totalmente asqueroso (usar la misma ropa interior durante dos días seguidos, por ejemplo) para otras puede ser lo más normal del mundo, porque es lo que han hecho toda la vida.
¿Alguna vez has tenido una discusión con una pareja o compañero de piso porque limpia de otra manera o tiene otros hábitos de higiene? ¡Es más común de lo que pensamos! Y es que, al final, nadie nos ha enseñado cómo se deben limpiar las cosas. Seguramente aprendiste viendo a tus padres o hermanos mayores o te guiaste por consejos de las redes sociales, pero nunca solemos buscar información científica que nos diga cuándo y cómo limpiar objetos supercotidianos como nuestras sábanas.
A veces por falta de tiempo, otras veces por pereza... lo cierto es que a todos nos ha pasado que sabemos que llega el día de cambiar las sábanas de la cama y te pasas una semana diciendo "mañana lo hago sin falta". Pero, ¿a qué riesgos nos exponemos cuando dormimos en sábanas sucias?
Evidentemente, no hay que lavar las sábanas cada día. Al precio que está la luz últimamente... ¡se nos iría el sueldo en el intento! Lo que está claro es que tenemos que tener una rutina de limpieza en nuestra casa para que todos los espacios estén limpios, sobre todo si vives con animales en casa o tienes alergias.
Hay que lavar las sábanas y ropa de cama con cierta frecuencia, sobre todo para evitar que se conviertan en un campo de cultivo para bacterias y ácaros. Entre las telas de las sábanas de nuestra cama se van almacenando pelos, polvo, caspa, ácaros, hongos, suciedad, bacterias, piel muerta, restos de cremas, de sudor, de saliva, insectos...
No cambiar las sábanas con frecuencia y lavarlas correctamente podría ser perjudicial para nuestra salud, ya que el calor que generamos al dormir más el cúmulo de suciedad podría contribuir al desarrollo de microorganismos que, en contacto con nuestra nariz y boca, podrían causarnos enfermedades o alergias.
Conviene recordar que la ropa de cama no son solo las sábanas: almohadas, cojines, edredones, mantas, colchas... todo debería ser lavado para garantizar la higiene. Científicos y expertos en microbiologia concuerdan en que las sábanas deberían lavarse al menos una vez a la semana. Si las temperaturas suben, por ejemplo, en verano, deberíamos aumentar la frecuencia, y si hemos estado enfermos, también.
Tampoco sirve cualquier tipo de lavado. Para lavar correctamente las sábanas lo primero que tienes que hacer es leer su etiqueta. Ahí te especificará qué cuidados son necesarios para esa tela en concreto. Si las sábanas se han manchado con alguna sustancia (sangre, comida...) aplica un tratamiento antimanchas en la zona. Y, por supuesto, es muy importante elegir el ciclo de lavado correcto. Dependiendo del material de las sábanas será diferente. Para las prendas de algodón, por ejemplo, lo ideal es lavar a 60º. El agua caliente es el mejor desinfectante, pero hay tejidos sintéticos que deben de ser lavados en agua fría. También se recomienda el secado al aire libre.