El origen de las expresiones sexuales que más usamos los españoles
"Comer el higo", "Tocar la zambomba", "Echar un polvo" o "Poner mirando a Cuenca" son algunas de las que más utilizamos
La mayoría de ellas se remonta a la Edad Media o incluso a la Antigüedad
El lenguaje es una parte fundamental de las relaciones sexuales
Las cosas como son: el lenguaje es importantísimo en nuestra vida y también de las relaciones sexuales. Eso sí, a veces no tenemos ni la más remota idea de lo que significan algunas palabras y, en el caso de las expresiones eróticas pues lo mismo: las usamos pero no tenemos idea de por qué o de dónde vienen. Pues ese desconocimiento tiene los días, ¡qué digo días, los minutos contados! porque hoy te vamos a explicar el origen de los eufemismos sexuales más utilizados por los españoles para que seas el más listo de las reuniones de amigos y de las comidas familiares.
"A pesar de vivir en la era de la información, todavía existen infinidad de detalles por descubrir en torno al sexo y la sexualidad", comenta Alberto Gooding, responsable de LELO en España. "En este sentido, las expresiones idiomáticas con carácter o connotaciones sexuales se emplean con mucha frecuencia, pero, aunque sabemos su significado, no tenemos muy claro de dónde proceden. La mayoría de ellas se remonta a la Edad Media o incluso a la Antigüedad, poniendo de manifiesto que la sexualidad ha sido siempre un elemento cotidiano de la sociedad”, añade. Por eso, desde la marca de juguetes eróticos de lujo, nos han explicado los siguientes eufemismos:
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Las 4 expresiones sexuales que más usamos:
1. Llevar al huerto
: Esta expresión, que es sinónimo de llevar a alguien a la cama con intención de tener "jarana", tiene su origen en una de las obras españolas más conocidas de la literatura: La Celestina. Esta tragicomedia de mediados del siglo XV narra la historia de Calisto, un joven noble cuyo crush de Melibea, aunque la verdad es que este amor no es correspondido. Calisto el pobre, desesperado con su amor, decide contratar los servicios de una alcahueta (La Celestina) para que meta mano y, a través de sus artimañas, consiga convencer a la chica. Finalmente, se produce la primera cita entre ambos en el huerto de Melibea, así que Calisto consigue "llevar al huerto a su amada".
Por cierto, si pasas por Salamanca, que sepas el jardín que describe Fernando de Rojas en su obra está cerca de la catedral y se encuentra abierto al público para quien quiera visitarlo (eso sí: por fa, no pongas un candadito en el pozo...).
2. Poner mirando a Cuenca: En este caso, si te perdiste la explicación de esta expresión de Perra de Satán en su 'Perra Pe-Rae', pues no pasa nada, porque te lo volvemos contar.
Este eufemismo tiene más de un origen posible: uno de las más reconocidos explica que, estando en Toledo, Felipe el Hermoso ordenó construir un observatorio astronómico en una alta torre. Sin embargo, la verdadera razón detrás de esta decisión era tener un lugar privado para encontrarse con sus amantes. Cada vez que subía le decía a su esposa Juana la Loca, quien no tenía el menor interés en disfrutar de estas vistas, que iba a poner a una dama mirando a Cuenca para que disfrutara de las vistas. Esta excusa hizo mucha gracia a sus guardias, quienes sí sabían las verdaderas intenciones del monarca y, al parecer, se dedicaron a popularizar el uso de esta frase, que llega ya hasta nuestros días.
3. Tocar la zambomba: Para encontrar el origen de esta expresión hay que remontarse al siglo XV, cuando los esclavos africanos introdujeron este instrumento en la Península Ibérica. Además, hay que destacar que se toca este instrumento en ritos africanos de preparación para la vida sexual e incluso de fertilidad.
"Tocar la zambomba" se utiliza como sinónimo de masturbarse (en el caso de ellos) debido a las similitudes que hay entre tocar el instrumento y que ellos se den un poquito de placer para el cuerpo (en la foto de apertura hemos puesto a unos señores tocando por si hay alguna duda).
4. Comer el higo: El higo, que también se conoce como "la fruta de los filósofos", suele aparecer a menudo también en expresiones de carácter sexual. Grabados griegos de la antigüedad representan a Demeter, la diosa de la agricultura, sexuada con un higo cortado a la mitad, símbolo de tierra fructífera. Por otra parte, la cultura judeocristiana establecía una relación entre esta fruta y el órgano sexual femenino, identificando así a los genitales de la mujer como algo dulce, suculento y nutritivo. Por el contrario, por ejemplo en otras culturas como la árabe, el higo representa el órgano sexual masculino.
Desde hace siglos el higo se considera una fruta erótica que aporta innumerables beneficios a la sexualidad, además, dicen que reduce la esterilidad masculina.
¡Extra, extra!
5. Quedarse en pelotas: Buceando por Internet, concretamente en el blog 'Cápsulas de la lengua', hemos descubierto que, en tiempos de la Edad Media, se utilizaba una prenda de ropa interior llamada pellote, que era una especie de chaleco largo confeccionado con piel (pellis en latín). Entendemos entonces que, el lenguaje podría haber evolucionado y paso de "quedarse en pellote" (con este chaleco únicamente) a "quedarse en pelotas.
6. Echar un polvo: Según el blog Curistoria, "el origen del dicho, con el sentido actual, se remonta a mediados del siglo XVIII, cuando la excusa de ausencia en una reunión para unos menesteres se cambió por otros". Por aquella época, en vez de salir fuera a fumar, en las reuniones de alta sociedad se retiraban para esnifar rapé, un tipo de tabaco en polvo y, al ausentarse, solía decirse que iban a "echar un polvo". En este sentido y, aprovechando que "el Pisuerga pasa por Valladolid", pues tenían algún que otro escarceo rápido con alguna que otra invitada de la fiesta y la expresión cambio de sentido.
La verdad es que el mundo del sexo está llenito de anéctodas, datos y muchas cositas por descubrir. Lo importante a estas alturas es quitarse los tabúes de encima y que podamos hablar y conocer más sobre este mundo con naturalidad.