Adiós, maleta: hay una mochila de viaje perfecta para cada persona
Seguridad, comodidad y la certeza de que no te vas a pegar con el azafato al llegar al aeropuerto: todo lo que te da la mochila de viaje y no la maleta
Llevas tres meses planeando ese fin de semana tan especial: dos días fuera, viaje en avión, salida el viernes por la tarde y vuelta el domingo por la noche, a tiempo para comenzar la semana. Preparas los pasajes, compruebas que tu pasaporte no está caducado, miras qué tiempo va a hacer y solo entonces empiezas a preparar la maleta. Porque sabes que ese punto te va a llevar de cabeza.
Aunque hay técnicas para preparar el equipaje sin saturarlo de más (preguntadle si no a Mari Kondo), la verdad es que no están al alcance de la mayoría de los mortales, que acabamos llenando una maleta de cabina con ‘porsiacasos’ y outfits monísimos que no podremos ponernos porque va a llover todo el fin de semana. Así que llegamos con nuestra maletita de ruedas abarrotada al mostrador de la línea ‘lowcost’ con la que viajamos, donde nos piden que abonemos el precio de facturación de la maleta, porque eso “no puede volar en cabina con nosotros”.
MÁS
En esta tesitura, podemos hacer dos cosas: bien aprender a hacer la maleta (aunque seguiremos vulnerables a que el azafato u operador de turno quiera meter nuestro equipaje en bodega) o hacernos con una mochila de viaje, que nos permitirá llevar todas nuestras cosas a hombros. Cada vez son más los viajeros que prefieren este método, y en Yasss te contamos por qué.
¿Qué tiene de bueno?
Si te pasas por un aeropuerto cualquiera, verás que el método favorito de muchos viajeros (sobre todo los más jóvenes) para llevar sus cosas cuando van de un sitio a otro es la mochila. Y eso es porque ofrece muchas cosas que no te da una maletita con ruedas, por pequeña, fácil de manejar o bonita que esta sea.
Los pros de viajar con mochila se reducen, sobre todo, a la comodidad. Porque, aunque no hay un tipo de viajero específico al que estén destinadas estas mochilas (las hay de mil formas y colores), a los que mejor les funciona es a aquellos que organizan viajes en los que están todo el rato en movimiento, de un sitio a otro. Por ejemplo, si vas a recorrer Marruecos en tren y no vas a estar más de una noche en el mismo sitio, lo mejor es que te hagas con una mochila que te permita llevar todo tu equipaje a tu espalda, sin necesidad de arrastrarlo por el empedrado de turno con los brazos ni subir cinco pisos, hasta llegar a la habitación de tu hostal, con tu maleta a pulso.
Además, te ofrecen la seguridad de saber dónde están tus cosas en cada momento y la adaptabilidad que no te da una maleta: siempre podrás encajar una mochila de acuerdo a lo que necesites y a tu cuerpo, e incluso personalizarla como quieras.
¿Cómo elegir una mochila?
Escoger una mochila para viajar es mucho más difícil que hacerlo para ir al cole: una mala mochila puede traerte muchos problemas de espalda. Antes de tomar una decisión, echa un vistazo a todas las webs y tiendas que conozcas: nunca sabes dónde estará tu mochila perfecta.
Márcate un presupuesto máximo, pero entiende la mochila como una inversión y no como un gasto más del viaje. Piensa que una buena mochila puede durarte muchísimos años, que será tu compañera en todos los viajes que hagas a partir de ese momento y que es ahí donde vas a guardar tus pertenencias. Si escoges una de mala calidad solo porque su precio es más reducido, se puede romper en medio de un viaje, dejándote totalmente tirado.
Escoge una mochila que te guste y que se adecue a tus necesidades. Esto no tiene por qué implicar que compres la mochila más grande: si es pequeña, te dejarán meterla en la cabina del avión, y, además, cuanto más grande sea la mochila más llena la llevarás siempre. ¿Cuál es el problema con eso? Pues que cuanto más espacio veas más ‘porsiacasos’ podrás meter, y ese peso recae directamente sobre tus hombros. Piensa en el tipo de viaje que sueles hacer (de fin de semana, de diez días…) y toma una decisión en función a eso.
Pruébala, antes de nada
Una mochila de viaje nunca debería pesar, una vez llena, más del 10% de tu propio peso. Te comento esto porque, aunque muchos sitios recomiendan mochilas de 40 a 55 litros para mujeres y de 50 a 65 litros para hombres, cada constitución es un mundo. Lo más importante es que se adapte a tu cuerpo, para que no te genere problemas en hombros, cadera y espalda.
Comprueba que tu mochila tenga unas correas a la altura de la cintura (normalmente con un enganchito para ponérselas como un cinturón) para que el peso recaiga en la cadera y no en tus hombros, y que además se pueda ajustar a tu altura.
Además, ábrela y comprueba que su estructura interna sea robusta, para que tu equipaje no se te clave en la espalda mientras andas. Si tiene correas frontales (son como las de la cintura, pero a la altura del pecho), fíjate en que estén a esa altura y no más arriba, para evitar sobrecargar los hombros.
Una vez la escojas, tendrás un par de momentos de prueba y error, pero al final seguro que consigues integrar tu equipaje y notas esa comodidad y estabilidad que hace que, quien lo prueba, no vuelva a viajar con una maleta.