A todos nos gusta tirarnos nuestro tiempo en el baño por la mañana, pero no siempre estamos dispuestos a sacrificar dos horas de sueño a cambio de una ducha larga y ese ratito delante del espejo, recreándonos en nuestras ojeras y cepillándonos el pelo durante diez minutos. Sin embargo, en muchos empleos te exigen ir maquillada y con un rostro que diga “he dormido ocho horas a pierna suelta”, aunque hayas dormido tres horas y con pesadillas. Si tienes que dar la cara y no puedes poner la que se te queda nada más levantarte, no queda otra que tirar de maquillaje y rezar para no acabar con la cara como un dorito.
Desde hace unos años, las tendencias en maquillaje de diario están más ligadas a la naturalidad de la piel que al contouring, las sombras fuertes y los pintalabios fantasía. La idea es conseguir, con pocos productos, un look natural que muestre una piel casi desnuda y que, en lugar de esconder nuestros rasgos o imperfecciones, las potencie. Algo así como ‘esta es mi cara, no tengo por qué esconderla’. Piel iluminada, rubor sobre los pómulos, efecto ‘labios mordidos’… ¿te suena un poco más?
Lo mejor de esta tendencia es que no necesitas más productos de los que seguramente tengas por casa: crema hidratante, base de maquillaje, máscara de pestañas... El éxito no está tanto en la cantidad de producto que utilices como en la forma en que lo apliques. Además, un look de este tipo no te llevará más de diez minutos: es una opción ideal si no sueles maquillarte o no tienes mucho tiempo delante del espejo por las mañanas. En Yasss te damos algunas claves.
Lo de ‘menos es más’ está un poco repetido, pero en este caso vuelve a ser cierto. El primer paso para conseguir un efecto natural es cuidar la piel regularmente, siguiendo una rutina de limpieza diaria. Después de haber lavado con un jabón específico y aplicado el tónico, para ayudar a cerrar los poros, toca hidratar la cara con una crema facial adecuada a tu tipo de piel.
El siguiente paso es escoger una base de maquillaje adecuada a tu tipo de piel. No solo con el color (los expertos recomiendan probar el tono en la línea de la mandíbula, donde la piel del rostro converge con la del cuello, para que la transición no sea muy fuerte cuando se te vea), también con la textura.
Para este tipo de maquillaje natural, evita las bases mates, compactas o en polvo y recurre a aquellas más fluidas o incluso a las BB creams, que hidratan, tienen protección solar y dejan la piel con un efecto más luminoso. Puedes aplicarla directamente con las yemas de los dedos, extendiéndola como una crema hidratante, con una esponja (las de silicona son más fáciles de lavar que los blender) o con una brocha específica para bases de maquillaje.
Escoge un corrector un tono más claro que la base y aplícalo sobre el hueso del párpado. Basta con un par de gotas, que después deberás extender en forma de triángulo invertido, llegando al pómulo. Puedes usar el mismo producto para dar luminosidad al párpado.
La idea de este maquillaje es que parezca que has pasado en una finca de la Toscana los últimos dos meses, bajo el sol del Mediterráneo. Por eso, los polvos bronceadores son tu mejor aliado. Basta con aplicar, después de la base, un poco de este producto sobre el hueso del pómulo (pon cara de pez para identificar esta zona mejor), en la frente y la barbilla. También puedes aplicar un poco en la punta de la nariz, e incluso puedes sustituir estos polvos por colorete. Si tu tez es pálida, conseguirás el efecto de un rubor natural.
Después, puedes aplicar el colorete sobre las mejillas. Parte de las aletas de la nariz y lleva la brocha hacia atrás, al nacimiento del pelo. También puedes probar con texturas cremosas o en barra, para un acabado más natural. Un truquillo es usar este producto sobre el párpado, para marcar con color tus ojos.
Si haces esto, necesitarás muy poco más para enmarcar la mirada. Apenas un retoque de cejas con un cepillo, peinándolas hace arriba (puedes fijarlas pasando el cepillo por un jabón de glicerina, aunque quizás las notes demasiado ‘marcadas’), y un par de pasadas de rímel por las pestañas, para abrirlas, tanto en las superiores como en las inferiores. Para los labios, escoge un pintalabios que tengas por casa (no demasiado llamativo), pinta el centro del labio y, a toquecitos, arrastra el color hacia el resto del labio. Puedes aplicar vaselina encima, para que el labio quede hidratado y con un aspecto más jugoso.
Con esto, y en menos de diez minutos, ya tienes un maquillaje natural para el día a día.