Los periquitos tienen mucho que decir: interpretar su lenguaje corporal es muy sencillo
Con el plumaje, los periquitos lo dicen todo: muestran intranquilidad, enfermedad…
Se trata de aves muy sociables, que pueden llegar a sentir ‘melancolía’ si no tienen compañía.
Entrañables, coloridos y simpáticos: los periquitos son animales muy inteligentes y perfectos para tener en casa. Una mascota que no requiere tantos cuidados como un gato o un perro, pero que nos hará mucha compañía si sabemos atender sus necesidades.
Para eso hay que aprender a descifrar su lenguaje corporal, y por eso en Yasss te traemos las claves.
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Periquitos, ahora qué
Si todavía estás dudando si meter un periquito en casa, donde casi nunca hay nadie y tendrá que pasar mucho tiempo solo, tenemos buenas noticias para ti: con un poco de previsión, estas aves de origen australiano pueden ser muy autosuficientes. Encaja en todos los ritmos de vida, desde los más caseros o sedentarios hasta los más rápidos.
Existen unas 16 clases y subtipos de periquitos, con rasgos muy diferenciados. Por norma general, estas aves miden menos de 20 centímetros de la punta a la cola, aunque varían según el tipo y la forma, pesan unos 35 gramos y tienen una experiencia de vida de unos 10 años. Son pájaros muy sociables, que suelen vivir en grupo y en pareja, aunque son bastante territoriales: tenlo en cuenta antes de meter a varios a compartir piso.
Suelen acostumbrarse muy rápido al trato con humanos y, por norma general, socializan muy bien con ellos. Son pájaros que resisten muy bien distintos climas y se adaptan con facilidad a otros entornos. Ahora bien, les gusta tanto estar rodeados de otros pajarillos y seres que, si se encuentran solos, pueden llegar a padecer ‘melancolía’ u otras patologías graves, llegando a morir.
Si les dedicas tiempo y atención, puede que se lancen a hablar o silbar. Y mucho cuidadín con su lenguaje corporal, que te dice todo sobre ellos: desde si padecen una enfermedad hasta cuando algo no les hace especial ilusión.
Qué me quieres decir con eso
Los periquitos erizan sus plumas y se contorsionan para mandar mensajes sobre su estado de salud y emocional. Por ejemplo, si están tranquilos, erizan el plumaje, cantan bajito y juegan, hechos una bolita. Es una de las poses más habituales, si les das los cuidados necesarios.
Durante la noche, estas aves suelen dormir posadas sobre una de sus patas, mientras esconden la otra y la cabecita entre las plumas. Si están en una jaula en interiores, los especialistas recomiendan tapar la jaula, para que la luz artificial no les moleste. También puedes verlos dormir unas horas durante el día, aunque entonces dejan la cabeza erguida.
Con el plumaje, los periquitos lo dicen todo. Cuando están enfermos, se les erizan las plumas y suelen quedarse quietecitos en su palo, casi sin moverse. Si tienen miedo, las pliegan al cuello y respiran fatigados, a veces con el pico abierto o sin moverse. También tienen muchos gestos bruscos que, aunque puedan parecer señales de socorro, no son más que gestos involuntarios. Por ejemplo, si les ves estirar un ala y una patita o levantar ambas alas hacia atrás, juntándolas, seguramente se esté desperezando. Poquito a poco le irás cogiendo el tranquillo.
Las plumas, mucho más que de colores
El plumaje de los periquitos no solo es clave para comunicarse con otros seres: también les ayuda a mantener el calor, en un proceso conocido como termorregulación de las plumas. Es ahí donde mantienen la temperatura, y si tienen frío suelen erizarlo. Por el contrario, si tienen calor pliegan las plumas al cuerpo, levantan las alas sin llegar a abrirlas y jadean, con el pico entreabierto. Como no tienen glándulas para transpirar o sudar, esta es su forma de airearse.
Si les ves acercar su pico a la espalda, entre el timón y las alas, seguramente estén limpiándose. En esa zona tienen una glándula que segrega grasa, que retiran poco a poco para después sacudirse, dejando caer las plumas sueltas y el polvo que han acumulado. Cuando un periquito tiene confianza en otros, deja que le acicalen y ayuda al otro a higienizarse, alcanzando zonas que a las que no podría llegar solo con el pico. Es muy habitual verlo en parejas de periquitos.
Por lo demás, irás aprendiendo los trucos poco a poco: sus ruiditos antes de dormir, sus gestos para cortejar, cuándo le apetece que le agarres y cuándo no… Lo más importante es mantener la vista en cómo se relaciona con otros seres y con el medio: si está en movimiento, canta y se relaciona con sus compañeros, seguramente esté sano, pero duda de todo si no lo hace.